El sábado pudo haber una tragedia en Son Moix. Jugar a las dos de la tarde en verano, con más de 30 grados y con un bochorno insoportable en las gradas, fue una irresponsabilidad de LaLiga y del Mallorca como cómplice de esta situación.
Javier Tebas ha convertido el fútbol profesional en su cortijo. El hace y deshace y el que no esté conforme, a la calle. Además presume de ello. Reconoce la censura. "Como pregunte algo que no está dentro del manual, no volverás a salir", reconoció el otro día a Juanma Castaño en la Cope. Y se quedó tan tranquilo.
No se le cae la cara de vergüenza en reconocerlo ni se corta a la hora de imponer a los periodistas que 'informan' o de despedir a los que se rebelan. Los clubes son tan culpables como Tebas porque tragan con todo sin rechistar. No estaría de más que escucharan más a los aficionados y menos a la voz de su amo. Aunque, sabiendo cómo las gasta Tebas, igual si alzan la voz les quitan el balón para que no vuelvan a jugar...