Con las puertas del vestuario aún abiertas, el Mallorca se somete esta tarde a un test de fiabilidad en terreno enemigo. Con solo un punto en la cartera y a la espera de refuerzos con los que cerrar el candado de la plantilla, los de Javier Aguirre irrumpen en el campo de un Rayo que, siguiendo la estela del curso anterior, ha empezado la Liga desencadenado (Vallecas, Movistar LaLiga, 19.30 horas).
El Mallorca suma dos jornadas caminando entre la bruma. Ha dejado destellos interesantes en todas las direcciones, pero ni su juego ni sus resultados han sido redondos del todo. Defensivamente parece que el equipo funciona —solo ha encajado goles desde el punto de penalti— y en su segunda representación, cuando se le puso el viento en contra y se quitó el corsé que lució en San Mamés, también mostró algún progreso más allá de la frontera del centro campo. En todo caso, con lo que tiene aún no le ha dado para ganar. Hoy volverá a intentarlo frente a un adversario de su clase. Un rival experto en llenar el granero en los primeros meses de competición que la campaña pasada ya cimentó en este sector la permanencia.
Se asoma el Mallorca a la tercera prueba del calendario después de encontrar otra piedra en medio de la calzada con las bajas de Ángel y Baba, que van a hacer que el equipo siga perdiendo peso en dos posiciones en las que no le sobra nada. El delantero canario, inédito en estas primeras jornadas, se queda en Palma por un problema en el cartílago de la rodilla, mientras que el ghanés Baba estará fuera del grupo durante dos o tres partidos por un pinchazo. Dos ausencias que dificultarán los posibles cambios en un once bastante reconocible.
Novedades
Para compensar las bajas, Aguirre ha tirado del filial a la hora de completar la lista de convocados y viajaba ayer a Madrid con 23 futbolistas, entre los que destacan dos novedades importantes. La más llamativa de todas es la de Iñigo Ruiz de Galarreta, que mientras va recuperando el tono competitivo regresa a una lista seis meses después de la grave lesión que sufrió en la rodilla izquierda. La otra aparición es la de Miquel Llabrés, el futbolista que llegó este verano del Andratx para reforzar el plantel del filial después de su ascenso a Segunda RFEF. El resto de nombres de la convocatoria son los habituales, con los canteranos Pere Joan y Josep Gayà.
El auditor del Mallorca será un Rayo con muy buena cara que viene de muscularse en Barcelona. Primero, con un sorprendente empate en el Camp Nou (0-0); después, pasando el rodillo en Cornellà (0-2). Dos buenos resultados apoyados sobre una propuesta tan vistosa como efectiva. El Rayo espera que su estreno en casa le sirva para alargar la fiesta y para obsequiar a sus aficionados con una alegría tras los problemas de esta semana debido a que el club no tiene informatizado el sistema de los abonos. Un hecho que provocó largas colas alrededor del estadio, incluso a veces haciendo noche, para que pudieran ser atendidos en las taquillas.
También con la plantilla abierta, su entrenador, Andoni Iraola, tendrá que tapar dos agujeros importantes. Uno en el centro de la defensa motivado por la baja de Florian Lejeune, expulsado contra el Espanyol. Y el otro con la caída de sus planes de uno de sus hombres más destacados, Isi Palazón, aquejado por unos problemas musculares. La baja del defensa francés será ocupada seguramente por Esteban Saveljich, ya recuperado de una lesión que le mantuvo inactivo durante gran parte de la pretemporada. La del centrocampista murciano se cubrirá en principio con la entrada de Salvi Sánchez, fichado este verano del Cádiz. Compañeros de ascenso en 2021, Rayo Vallecano y Mallorca están preparados para encontrarse por tercera temporada consecutiva y tomarse las medidas.