Intereses, maletines, cuentas pendientes... son muchas las suspicacias que genera cada final de la liga y el presente curso en Primera no iba a ser una excepción. Resuelto el título y el grueso de las plazas europeas, toda la atención se centra en la carrera por eludir el descenso en la que se encuentra el Real Mallorca con el Granada y el Cádiz. Uno de los tres bajará a Segunda División y los factores que pueden influir en el resultado también salpica a sus rivales en el episodio decisivo del campeonato. Osasuna, Espanyol y Alavés serán en cierta medida los jueces de la salvación y forman parte del juego de suspicacias con fundamento y sin él que se está forjando en los entornos de los clubes.
Aunque en muchos casos se ha denunciado y prácticamente nunca se ha demostrado, el arreglo de partidos forma parte del decorado de la jornada 38. La vigilancia se ha extremado y se presume difícil que algún futbolista, entrenador o dirigente entre en el juego de recibir dinero a cambio de dejarse perder. Las primas por ganar también están prohibidas, aunque siempre se han manejado en un terreno más difuso incluso para los propios profesionales. Lo cierto es que los clubes que no se juegan nada sólo tienen el deber de honrar a su escudo y su afición y el aliciente de quedar mejor clasificado, lo que supone un mayor ingreso para el club. Los que sí se juegan algo siempre tendrán un plus más de competitividad que los que tal vez no quieran exponerse físicamente poco antes de marcharse de vacaciones.
A partir de ahí existen conexiones y elementos que pueden inducir a los aficionados a elaborar un relato de teorías de la conspiración. En el caso del Mallorca existen dos factores en su partido ante Osasuna que pueden dar que pensar a los propios aficionados bermellones y a los rivales. El pasado de Javier Aguirre como entrenador de Osasuna podría establecer cierto vínculos sentimentales con la entidad navarra y alimentar la tesis de que el que fuera su club no le dejaría caer a Segunda División. La otra, con un trasfondo más oscuro, es el reciente traspaso de Ante Budimir del conjunto bermellón al cuadro rojillo. Más allá de la relación entre las instituciones, algún pago por resolver podría ajustarse a cambio de puntos.
Pero Aguirre no es el único técnico que podría descolgar el teléfono para llamar a la que fue su casa en busca de algún favor. Es el caso del actual entrenador del Cádiz, Sergio González, que fue referente del Espanyol como futbolista. Sergio necesitaría de los 'pericos' para que asaltaran el Nuevo los Cármenes y le dieran el golpe al Granada, cuya derrota ante el Betis le ha dejado un punto tanto de los amarillos como del Real Mallorca. Sin embargo, existe otro vínculo entre el Granada y el Espanyol que también resuena por los mentideros futbolísticos. Y es que los propietarios del conjunto nazarí y del catalán son de nacionalidad china y podrían entenderse mientras el Cádiz visita a un Alavés ya descendido.
Todos estos son los chascarrillos más o menos habituales que surgen en la última jornada de cada liga y son tan previsibles como que los siguientes en producirse llegarán con las designaciones arbitrales. Una vez que se desvele la identidad de los colegiados de cada partido en primer lugar se mirará el comité del que provienen y los posibles conflictos de intereses con equipos de su comunidad y posteriormente se repasará el historial completo para ver en qué jornadas perjudicó un equipo o favoreció a otro.