El vestuario del Mallorca es un polvorín y Luis García Plaza ha perdido el mando. La crisis del equipo, que en Barcelona encadenó su sexta derrota consecutiva, originó un episodio de alta tensión en el interior de la caseta. Al término del partido ante el Espanyol, los reproches entre futbolistas alcanzaron un tono excesivamente elevado. La secuencia podría asumirse en una escuadra que no levanta cabeza, pero la realidad es que una facción importante del equipo no comulga con su entrenador y el nivel de tensión que se vive en el vestuario es inasumible.
Alfonso Díaz, CEO del club balear, y Pablo Ortells, director deportivo bermellón, se encontraban en el puerta del vestuario cuando se originó la fuerte discusión entre varios futbolistas. Durante su encuentro ante los medios de comunicación, Luis García Plaza advirtió que su futuro está en manos de la propiedad. «¿Mi destitución? No puedo contestar, para eso hay que llamar a América», advirtió el preparador madrileño al ser preguntado por la delicada situación en la que se encuentra.
A la espera de la decisión que puedan adoptar el club en plena caída libre del equipo, la realidad es que varios pesos pesados de la plantilla han dado la espalda a García Plaza, al que no parecen perdonar algunos aspectos referentes a la gestión de grupo.