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Cambio de guardia

Leo Román, que destapó el curso como el último de la fila, se va asentando en la portería del Mallorca tras tres partidos seguidos como titular

Leo Román, durante el partido contra el Espanyol. | M.A. BORRÀS

| Palma |

Tiene solo 21 años, lleva un dorsal del segundo equipo a la espalda y encadena ya tres partidos seguidos ejerciendo como el guardián de la portería del Mallorca. Leo Román Riquelme (Eivissa, 2000), que empezó la temporada como el tercer guardameta de la plantilla y como el último de la fila dentro del vestuario, está viviendo un 2022 de película. Las dudas de Manolo Reina y los continuos problemas físicos de Dominik Greif le han abierto al pitiuso las puertas de una titularidad que poco a poco empieza a consolidarse gracias a la confianza de Luis García Plaza, agarrado a sus buenas condiciones y a la seguridad que transmite a la espera de lo que depare un mercado de invierno que hasta el momento en Son Moix solo ha dejado maniobras de salida.

Hace un mes, Leo Román ni siquiera había debutado con el primer equipo del Mallorca. Incorporado a la cantera del club durante el verano de 2020, firmó un contrato de cuatro temporadas —hasta el 30 de junio de 2024— con la idea inicial de jugar en el filial las tres primeras para dar después el salto en la última de ellas. Sin embargo, todo se ha precipitado en unas pocas semanas y en un curso en el que parecía imposible que asomara la cabeza. Más que nada, porque la entidad, que quería empezar a preparar el relevo de Manolo Reina —el malagueño, que cumplirá 37 años en abril, acaba contrato en junio— había realizado una apuesta de las importantes —más de dos millones de euros— para hacerse con los servicios de Greif, un portero con el que ya había coqueteado durante el último mercado y que, pese a su buena carta de presentación, nunca ha estado cuando se le ha requerido. Lo que para Luis García Plaza era un problema en aumento, para Román ha acabado siendo la ocasión de su vida. El ibicenco, que ya había sido convocado seis veces la temporada pasada en Segunda, subía un escalón en la libreta del técnico y tras rozar su debut en la eliminatoria de Copa frente a la Gimnástica Segoviana —Greif superó en el último momento las molestias que arrastraba— debutó oficialmente en la siguiente ronda, en el Nuevo Ganzábal de Langreo, contra el Llanera de Segunda RFEF y en un partido sin sobresaltos (0-6). Desde ese momento, suma cuatro partidos como titular de los últimos seis. Repitió en Ipurua en la confrontación de dieciseisavos y terminó de romper el molde cuatro días después, cuando LGP le alineó en el partido de Liga contra el Levante.

El sábado pasado, contra el Espanyol, jugó por primera vez en Son Moix. Encajó un gol en el segundo tiempo, pero se le vio especialmente suelto y seguro de sí mismo siempre que le tocó intervenir. Representado por el exfubtolista del Atlético deMadrid y el Mallorca Antonio López e hijo del entrenador y exportero Vicente Román, Leo se formó como jugador en las galerías del fútbol ibicenco. Empezó en la Penya Blanc i Blava y pasó por el Atlético Isleño y el San Rafael antes de recalar en la Peña Deportiva, con la que tomó la alternativa en Segunda B en septiembre de 2019, antes de comprometerse con el Mallorca cuando acababa de bajar a Segunda. Lo que nadie esperaba es que se hiciera tan pronto con un sitio bajo las porterías de Son Moix.

Sergio Rico

En cualquier caso, habrá que ver cuánto dura la apuesta por el joven cancerbero. Con el mercado abierto desde día 3 y el Mallorca agazapado a la espera de oportunidades, el posible fichaje de Sergio Rico podría enviarle de nuevo a la casilla de salida. El tercer guardameta del PSG, que este pasado fin de semana fue convocado por Mauricio Pochettino para el partido contra el Brest ante la baja de Keylor Navas, aportaría experiencia en la segunda vuelta pero generaría un atasco en la portería que podría devolver al ibicenco al plantel del filial. Mientras tanto, Leo quiere seguir creciendo y soñando con la Primera División de fondo.

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