La Copa invade de nuevo el universo mallorquinista en forma de un partido imprescindible. El Mallorca se mide al Espanyol (16:00 horas, DAZN) con el doble objetivo de sellar el pase a cuartos de final del torneo del KO y, tal vez más importante, rehabilitarse de cara al compromiso liguero ante el Villarreal. Necesita el equipo de Luis García de una buena función para rearmar la moral y resulta evidente que ganar al Espanyol y seguir vivo en la Copa sería una inyección de moral enorme tras los malos tragos de la Liga. No lo tendrá fácil LGP porque a estas alturas de la temporada las bajas están a la orden del día y en partidos como hoy sería importante contar con todos. Las ausencias por lesión se unen a las provocadas por el club. Por ejemplo en el caso de Joan Sastre. Durante estos años ha habido alternativas en el lateral por si había que utilizarlas y ahora llega un partido a cara o cruz y el técnico se verá obligado a reconvertir un lateral zurdo en diestro por la mala planificación del club, que ha dejado irse a Sastre sin tener un recambio claro pese a tener todavía margen para que terminara el mes de enero. Cosas que pasan en este club. Simplemente suceden.
Las cosas andan enrarecidas alrededor del equipo. Sucede siempre cuando llegan malos resultados, cuando más de uno se encuentra en el punto de mira. En el centro de la diana. Además, las crisis siempre se niegan, una, dos y tres veces. Y las que haga falta. Pero lo cierto es que el equipo no tira en la Liga y la Copa ahora es una buena opción para ir variando el estado de ánimo. Luis García no podrá contar con Baba, Raíllo, Greif y Maffeo, a los que hay que sumar dos jugadores más ausentes por Covid cuyo nombre no ha trascendido. Se desconoce si los que han salido de la infección podrán estar o no disponibles. El parte de guerra sigue por lo tanto siendo incompleto hasta que se conozca finalmente la lista de convocados. En cualquier caso, el equipo está debilitado tanto por las ausencias por lesiones y enfermedad como por la incidencia directa del propio club, sobre todo en desarmar de forma precipitada el lateral derecho. Teóricamente volverán Angel, Dani y Kang In, pero ya se verá.
A partir de ahí todo es posible, pero las alterantivas para confeccionar un once de garantías empiezan a ser más bien contadas. Leo Román se perfila como titular y a partir de ahí Costa y Oliván podrán situarse en los laterales, sin olvidar la opción de Antonio Sánchez. Llabrés poduede volver a ser otro de los grandes animadores como ya ocurrió en Eibar. En un ambiente mucho menos enrarecido seguro que el regreso de Vicente Moreno a Son Moix polarizaría gran parte de la atención de la previa, pero hay demasiados asuntos internos como para desviar la atención en el entrenador visitante, por mucho que saliera como salió. Es agua pasada y ese líquido no mueve ninguna rueda de molino. Lo mejor es centrarse en animar a un equipo excesivamente endeble en lo moral y cuyo apoyo llegado desde la grada será vital para sobrevivir en la Copa.
El partido de este sábado posiblemente no solucionará ningún problema, pero en caso de que la cosa vaya mal seguramente empeorará la situación. La Copa tiene ese componente doble, si caes a las primeras de cambio es un fracaso por haberte ido de forma precipitada y por la puerta de atrás y si lo haces a estas alturas es una revés porque ya estás metido en la zona emocionante del torneo del KO donde todo es posible. El Espanyol llega después de una derrota en la Liga y con más o menos la misma necesidad que el Mallorca de tratar de volver a conectar con una victoria de calidad. Las espadas están en todo lo alto. Un partido para no perdérselo. Pita el árbitro Jaime Latre del Comité Aragonés.