Como si de un cuento se tratara, el Mallorca vuelve a necesitar un final feliz. Con sus tres puntos perfectamente empaquetados y sus abrazos después de los títulos de crédito. Lo necesita el conjunto balear, cansado de ver cómo se le aparece una y otra vez un monstruo en el último momento para quitarle casi todo lo que lleva en las manos. En un horario normal y a las puertas de otro parón, ese mismo recoveco del calendario desde el que ya redactó sus dos últimas victorias, la escuadra de Luis García Plaza recibe al Elche después de un tramo de competición en el que acumula tres jornadas sin perder, pero también otras cuatro sin ganar (Son Moix, Movistar LaLiga, 18.30 horas).
En el último mes el Mallorca ha convertido los finales de sus encuentros en un inmenso agujero negro que se ha tragado cinco puntos. O seis, si ampliamos el visor para incluir el partido contra Osasuna, en el que la brecha se abrió poco antes de que cayera el último grano de arena. Un tesoro que, como recordó este viernes el propio LGP, ya no volverá y que con su fuga ha cubierto de dudas las paredes del vestuario. La plantilla ha trabajado estos días para ponerle remedio y «dar un paso al frente» en esa dirección. Un plan de mejora que pondrá a prueba frente a un viejo conocido, siempre y cuando el partido llegue apretado al cierre.
El Mallorca, que ha cosechado en su propio jardín la mayoría de lo que guarda en la despensa, regresa al refugio en busca de tres puntos que le endulcen otro largo parón —no volverá a jugar hasta el lunes 22, contra el Rayo Vallecano— y lo sostengan en torno al ecuador de la clasificación, lejos del fuego que empieza a avivarse en las plantas inferiores. La buena noticia es que el parte de bajas se ha mantenido estable y que a las ausencias ya conocidas de Take Kubo y Antonio Raíllo solo podría sumarse la del estadounidense Matthew Hope, aquejado por una sobrecarga. Otro de los que ha trabajado a un ritmo inferior durante la semana es Dani Rodríguez, como consecuencia de la entrada que recibió por parte de Iza Carcelén, aunque el técnico bermellón confiaba el viernes en poder contar con él para el encuentro de esta tarde. El que no podrá hacerlo, en este caso por sanción, es el multiusos serbio Aleksandar Sedlar.
El Mallorca, sin Luis García Plaza a pie de campo (en el banquillo se sentará Pedro Rostoll), intentará darle una capa de barniz a sus números a costa de un Elche que durante los últimos años ha ejercido como compañero de viaje. Coincidieron en el pozo de la Segunda B, al que cayeron de la mano y del que salieron a la vez; volvieron a toparse de frente en Segunda y hoy se encontrarán de nuevo en el escaparate de la máxima categoría, más de medio siglo después de hacerlo por última vez (temporada 1969-70). Separados por cuatro puntos, en este punto del campeonato siguen compartiendo metas y objetivos.
El Elche no llega a Son Moix nadando en la abundancia. Pese a la cantidad de nombres que iluminan su proyecto, el equipo de Fran Escribá solo ha sumado un punto de los últimos doce —contra el Espanyol, en el Martínez Valero— y empieza a sentirse agobiado por la necesidad.
Los franjiverdes no podrán contar en Palma con Raúl Guti, sancionado después de su expulsión ante el Real Madrid, ni con el lateral colombiano Helibelton Palacios, con problemas musculares. El hueco que deja el centrocampista español podría rellenarlo Gerard Gumbau, mientras Josan podría recuperar la banda derecha del medio campo. A su vez es baja Pablo Piatti, quien ya se ha recuperado de una lesión en el sóleo que le ha tenido varias semanas fuera, pero al que el entrenador pretende reservar de cara a lo que vendrá tras el parón. Tampoco el exbalearico Tete Morente forma parte de una lista en la que sí están los canteranos Jony Álamo y John Chetauya.
El entrenador ilicitano no ha descartado hacer cambios para intentar contener la hemorragia de puntos de las últimas jornadas o, incluso, regresar al sistema de cinco defensas.