Llegó al Mallorca hace solo tres veranos, aunque cualquiera diría que lleva toda la vida vistiendo de rojo y negro. Daniel José Rodríguez Vázquez (Betanzos, 1988), que cuando se presentó lo hacía con un pasaporte prácticamente en blanco —solo había jugado en Segunda la temporada anterior, con el Albacete— es ya el futbolista del bloque actual que más partidos ha jugado con el conjunto balear en Primera y el que más goles ha marcado.
Un tigre cada vez más feroz que ha hecho del césped de Son Moix su territorio de caza. Un depredador que entre rugidos y zarpazos, como el del viernes contra el Espanyol, ha metido a su equipo en la cápsula superior de la Liga.
«El partido de Dani es...», intentaba explicar con admiración Luis García Plaza desde la sala de prensa. «Y no solo por el gol», aclaraba. «Es increíble lo que corre y aporta el Tigre», añadía entusiasmado el entrenador sobre la actuación del centrocampista gallego, el autor material de un gol y un triunfo que han situado al Mallorca en otra dimensión.
Esencial desde que se empotró en las filas bermellonas —en las tres temporadas anteriores promedió casi 38 encuentros disputados, la gran mayoría como titular—, DR14 jugó contra el Espanyol su partido número cuarenta en Primera y decidió celebrarlo marcándole a Diego López su sexto tanto sobre la azotea. Uno más que Salva Sevilla y una marca notable teniendo en cuenta que solo uno de ellos, el que acuñó en el Ciutat de València en noviembre de 2019, resultó inservible porque el equipo perdió (2-1). Los otros cinco —dos al Eibar, uno al Villarreal, otro al Valencia y el último contra e Espanyol— desembocaron en una victoria del Mallorca. Lo más curioso es que con club balear también ha sellado otras doce dianas en Segunda desde que estrenó la cuenta en noviembre de 2018 y a costa del Córdoba. Y ahí su mordida es todavía más profunda: cada vez que marcó el equipo ganó.
A los 33 años y con casi dos temporadas por delante para que acabe su contrato con el Mallorca, Dani Rodríguez circula por el tramo mejor iluminado de su ya extensa carrera. Y mientras el grupo crezca, el Tigre de Betanzos seguirá rugiendo.