441 días después el Real Mallorca ha vuelto a sentir el aliento de su afición. En los alrededores de Son Moix se ha vuelto a vivir una previa mágica con la afición bermellona entregada a los hombres de Luis García Plaza. Cánticos y bengalas para recibir al autobús del equipo que este domingo, tras el empate del Almería, todavía no puede certificar el ascenso pero sí meter más de medio cuerpo en la Primera División.
A partir de las 19:45, y siguiendo los turnos preestablecidos por el club, los primeros privilegiados del total de los 4.086 que podían ver el partido en directo, han empezado a desfilar hacía el interior de Son Moix. Hasta el estadio se han acercado muchos mallorquinistas sin entrada que no se han querido perder la llegada del equipo.
Aunque el empate del Almería ha aplazado el ascenso y todos los festejos, el ambiente en Son Moix ha sido de primera. Desde el 1 de marzo de 2020, todavía en la elite futbolística, el Mallorca ha tenido que jugar sin apoyos, con las gradas vacías y sonido enlatado. Una sensación de vacío que por fin hoy ha quedado atrás.