El sábado por la tarde el Mallorca puede blindar el ascenso; prolongar una semana más la incertidumbre o reducir la distancia a tres puntos con el Almería. Todo es posible en noventa minutos porque mañana a las 18:15 horas empezará a rodar el balón en Son Moix y en los Juegos del Mediterráneo. A esa hora se disputará el Mallorca-Mirandés y el Almería-Oviedo. No va más. La posición del equipo de Luis García Plaza es idílica. A seis partidos para finalizar la Liga está seis puntos más el golaverage del once andaluz y esa situación siempre hay que ponerla en valor. Sin embargo, durante estas últimas dos semanas la escuadra rojilla ha perdido la oportunidad de blindar el ascenso tras las dos derrotas consecutivas que encadenó ante Castellón y Sabadell.
Por fortuna el Almería no lo ha hecho mucho mejor y empató frente a Espanyol y Mirandés permitiendo que los bermellones mantuvieran la situación de privilegio que tan bien se han ganado durante esta temporada.
Ahora resta por ver cómo reaccionará el once andaluz tras el cambio de entrenador —acaba de llegar Rubi— y a la vez comprobar cómo lo hará el Mallorca tras los dos últimos tropiezos.
En el mejor escenario, un triunfo de los de Luis García unido a una derrota de los andaluces, motivaría que la distancia fuera ya de nueve. Eso significaría para los mallorquinistas apalabrar el ascenso a falta de cinco jornadas. Un triunfo y un empate de los andaluces también situaría al Mallorca en un escenario casi idéntico, mientras que un empate de ambos en sus respectivos partidos dejaría las cosas tal y como están. No sería malo, pero la exigencia en Son Moix es retrobarse con el triunfo. El peor decorado sin duda sería el menos deseado por todos: una derrota de los rojillos unido a un triunfo del Almería. Esta situación aumentaría la sensación de temor en esta recta final de la temporada. Porque cinco partidos con una distancia de nueve puntos y el golaverage es una cosa y esa misma cantidad de encuentros a solo tres es otra.
El equipo es consciente de lo mucho que está en juego este fin de semana y ante la presión la mejor respuesta es la victoria.
Es cierto que en estos dos encuentros lejos de Palma el equipo se ha mostrado dubitativo, pero en Son Moix sacó adelante los dos últimos encuentros ante el Leganés (1-0) y el Lugo (2-0). Salvo el empate ante el Oviedo sin goles, en esta última fase de la temporada en Palma el once de LGP es fiable y no hay motivos para pensar que contra el Mirandés va cambiar esa capacidad que exhibe el equipo de sacar los partidos adelante. El conjunto de Miranda viene de empatar dos partidos seguidos en su domicilio y en las dos últimas visitas mordió el polvo en Albacete donde perdió por la mínima, pero superó al Rayo en Vallecas por cero a uno.
La promoción le queda a ocho puntos, excesivamente lejos porque tienen que fallar muchos equipos, pero la esperanza es lo último que se pierde y si quiere mantener la llama encendida hasta final de temporada tiene que salir a por los tres puntos. No hay que darle mucha vueltas, el Mallorca tiene que ganar y marcar otra cruz en el calendario. Pocas veces el Mallorca ha podido tener tan de cara el acenso directo a lo largo de su historia y ahora en esta recta final lo tiene al alcance de su mano.
Desescalada en las gradas
El próximo lunes día 3 de mayo LaLiga remitirá a los equipos de Primera y Segunda División las reglas que deben seguir con el fin de organizar la vuelta a los estadios de ambas categorías en una fecha por determinar de este próximo mes, siempre según la idea de la patronal del fútbol. Las principales directrices para que entre un porcentaje de público son las siguientes: la entrada y salida debe ser escalonada y únicamente asistirá afición local. La distancia entre aficionados será de dos metros y el uso de la mascarilla es obligada. Los bares deben permanecer cerrados. Sin embargo, ayer mismo, José Manuel Rodríguez Uribes, ministro de Cultura y Deporte, manifestó que «por el momento y a corto plazo, no va a haber público en los estadios de fútbol».