En el vetusto Las Gaunas -cuyos terrenos han dado paso a un parque y a edificios de viviendas- un chut seco de Luis García García desde el interior del área, tras una acción iniciada con una bicicleta de Puskitas, propició la victoria, el éxtasis colectivo y el sexto ascenso del Real Mallorca a Primera División. Casi 35 años después de aquel histórico encuentro, el grupo balear visita el nuevo Las Gaunas con otro Luis García -en este caso Plaza- con la intención de dar otro pasito más hacia el retorno a la máxima categoría...
Con ese guiño a la leyenda, el conjunto isleño regresa a Logroño por primera vez en este siglo -no visitaba la capital riojana desde 1996- con un discurso humilde y sin confianzas, pero con la ambición de un líder que quiere extender su leyenda. Porque la pluma táctica de Luis García está redactando el mejor capítulo como visitante de toda su historia. Las huestes de Plaza acumulan quince partidos oficiales consecutivos a domicilio sin perder, una marca sin precedentes en categoría nacional y que quiere seguir ampliando esta noche.
Para añadir una muesca más a su revólver, el Mallorca deberá retocar la pizarra, inamovible en los últimos duelos, por las cicatrices de las últimas refriegas. El técnico pierde la solvencia de Brian Oliván en el lateral zurdo y la limpieza en la salida de balón de Ruiz de Galarreta. El argentino Braian Cufré y el ghanés Iddrisu Baba -clave en la acción del 2-0 del pasado domingo ante el Almería- serán los sustitutos en un encuentro que cruzará las dinámicas de ambos equipos.
La escuadra bermellona se presenta en Logroño con el liderato en el zurrón y una racha casi inmaculada con doce sobre quince puntos posibles en la segunda vuelta del torneo. El Logroñés, por su parte, llega a la cita necesitado de puntos para frenar su caída y con una sola victoria desde que visitó Son Moix a finales del pasado mes de noviembre. Esta racha ha acercado al conjunto de Sergio Rodríguez a la zona tenebrosa de la clasificación.
Es por ello que se aferra a la victoria para recuperar el rumbo perdido en los últimos tiempos, aunque los precedentes no invitan al optimismo para los intereses riojanos.
El Mallorca, en cambio, llega a la cita con los bolsillos llenos de puntos y una ambición desmedida. LGP ha construido una máquina casi perfecta, que apenas recibe ocasiones y que arriba no suele perdonar.
Comandados por la jerarquía de Salva Sevilla, el conjunto bermellón sabe a lo que juega y no duda. A domicilio, sus números son incontestables. De récord. De leyenda: ocho victorias y cuatro empates en sus doce salidas del torneo doméstico. Ha marcado en nueve de esos duelos -en los otros tres igualó sin goles- y sus triunfos en escenarios de postín (Girona, Almería, Leganés o Vallecas) le han impulsado hasta la atalaya de la clasificación.
Además de los cambios obligados, el preparador madrileño no removerá demasiado el árbol. Al lateral derecho podría regresar Joan Sastre, ante las dudas que ha generado Fran Gámez en las últimas citas, mientras que el resto pueden ser los de siempre, con Baba y Sevilla repartiendo las cartas, Antonio Sánchez y Dani Rodríguez por las bandas y arriba la doble A (Abdón y Amath) que acumulan 14 goles y un buen puñado de puntos.
En la recámara aparecen futbolistas que apenas han desfilado todavía por el equipo, caso de los Álvaro, Mollejo y compañía y otros, como Mboula, Lago Junior o Aleix Febas que han perdido la atención de los focos en las últimas semanas. «Aquí saben que el que no rinda, no sale en la foto. Por eso quiero que todos estén preparados y salgan como lo hizo Baba el otro día», apunta Luis García Plaza, orgulloso del equipo pero cauteloso sobre el partido trampa que puede suponer la cita de esta noche si «no tenemos todos los sentidos y vamos de sobrados».
El Logroñés no podrá contar con Errasti, una pieza clave que se suma a la baja de Iñaki Sáenz, mientras que Clemente y Zelu apuran la recuperación.
«A un partido podemos competir»
El entrenador de la Unión Deportiva Logroñés, Sergio Rodríguez, defendió ayer que su equipo no puede competir contra el Mallorca en el cómputo general de la liga pero «todo puede pasar en un partido». Rodríguez indicó que ha mentalizado a sus jugadores de que pueden competir contra cualquier rival y, en este caso, «hay esperanza de poner las cosas difíciles al equipo bermellón e intentar minimizar al máximo sus virtudes».
El Mallorca, ha explicado, es un equipo que «domina todas las fases del juego, cuenta con una gran plantilla y su grupo tiene un comportamiento porque «es capaz de tener la posesión y hacer daño» y destaca «en las transiciones y en el robo tras la perdida» y «tiene unas virtudes excepcionales en esta categoría». Indicó que la clave para puntuar frente al Mallorca no es solo salir con una intensidad máxima, sino mantenerla todo el partido, algo que no sucedió en el encuentro de ida, cuando su equipo «se descentró» tras la temprana expulsión de Andoni López «y precisamente por eso queremos competir» en el duelo. Lamentó que el «colchón» de puntos que había logrado el equipo respecto a los puestos de descenso haya disminuido pero cree que «no hay que pensar en ello, porque sería malo» y sí ha admitido que «ahora partido es una final y para afrontarlas hay centrarse en uno mismo y en cada encuentro dar el máximo».