Luis García Plaza se siente seguro. No le faltan razones al entrenador del Mallorca, que maneja los hilos del mejor equipo defensivo de la historia de Segunda tras los doce primeros capítulos de la temporada. En toda esa franja, más de una cuarta parte de la competición, su equipo solo ha encajado dos goles. «Y uno de ellos en el primer partido», matiza él mismo. Una coraza de hormigón que ha empotrado al conjunto balear en el convoy de cabeza, justo a la espalda de un Espanyol diseñado específicamente para ascender por el camino más corto. «No me lo esperaba, la verdad», admite el madrileño. «Pero tampoco me lo planteé como un reto. Ojalá siga así, aunque no me obsesiona. Me obsesiona ganar, seguir puntuando y seguir en esta línea», aclara con casi toda la liga bajo sus pies.
Sentado en la sala de espera de otro partido marcado en negrita —este domingo visita Son Moix el Sporting, tercero, a dos puntos del Mallorca—, Luis García Plaza insiste en que el espectacular rendimiento de su equipo en defensa refleja un esfuerzo a coro en el que participan los onces jugadores que están en el campo. «Este resultado es trabajo de todos. Los de arriba hacen una labor increíble presionando, el mediocampo, juegue quien juegue, también se ha metido en esa faena... El Girona, el otro día, fue de los pocos equipos que nos han hecho retroceder unos metros porque lo cierto es que nos apretó mucho en la segunda parte», recuerda sin obviar un detalle: el 75% de la retaguardia es la misma que la de los últimos años.
En cualquier caso, García Plaza avisa del peligro que tienen todas esas flores que ha ido recibiendo el equipo desde hace semanas. «Llevamos muchos días hablando de récords y de lo buenos que son unos y otros y eso no me gusta», asegura. «El humano, en estos casos, tiende a relajarse», avisa. «Tenemos que tener hambre, ambición y ganas para intentar dejar a cinco puntos a un rival que ahora está a dos. Que eso se note en los jugadores y que volvamos a hacer buenos los halagos, porque vamos a tener un examen cada semana».
Con la clasificación sobre la mesa, el Mallorca-Sporting es el encuentro más llamativo de una jornada que agitará en un sentido u otro la zona superior de la clasificación. «Es un partido importante, claro», entiende Luis García. «El Sporting es un rival que lleva toda la temporada ahí arriba. Ganó los cuatro primeros partidos y luego se ha ido manteniendo. Creo que juega muy bien al fútbol. Vamos a estar cinco o seis peleando todo el curso por estar ahí y son uno de ellos. Lo respetamos y valoramos muchísimo. Tiene un once titular buenísimo, para ascender. Con un portero y un central de primer nivel, laterales súper solventes, un centro del campo hambriento, un mediapunta internacional sub'21 como Manu, delantero que hace muchos goles... Es un rival máximo. Los números cantan y ellos llevan 23 puntos. Tienen que luchar por el ascenso directo», explica.
De cualquier modo, los rasgos del Sporting no afectarán a los del Mallorca. «Vamos a plantear el partido como siempre», afirma LGP. «El Sporting en ataque es un equipo parecido a nosotros, que intenta salir jugando desde atrás y que apuesta por el juego combinativo. Defensivamente sí que es un poco distinto. Así que lo plantearemos como siempre, aunque con ciertos matices».
Luis García, que después de muchas jornadas volverá tener disponible a toda la plantilla, tampoco quiere darle al partido más trascendencia de la que tiene. «Hablar de un encuentro vital cuando todavía faltan otros 30 es malo para el equipo», asegura.
Fuera del partido contra el Sporting, García Plaza no tiene reparos en radiografiar a la mayor esperanza del Mallorca, Luka Romero, que esta semana cumplía 16 años. «Es un activo del club y estoy encantadísimo con él. La idea es que esta temporada juegue, 10, 12 o 15 partidos, pero le quedan dos años para ser imprescindible. Si tenemos paciencia con él será un fenómeno. Pero si nos precipitamos, cuidado».