El Real Mallorca volverá a exponer este domingo un sistema de seguridad de otra época. Tras recuperar en La Romareda el cerrojo para proteger el acceso a su parcela que le arrebató el malaguista Pablo Chavarría, el conjunto bermellón vuelve a examinarse contra la Ponferradina en la materia que mejor domina desde que llegó Luis García Plaza: la defensa. Con solo dos goles encajados, el equipo de Son Moix es el protagonista de la segunda mejor racha histórica de la Segunda División después de las primeras diez jornadas. Curiosamente, la mejor de todas también se ha redactado en este comienzo de Liga y pertenece al Espanyol de Vicente Moreno, que entre los mismos márgenes solo recibió uno.
El Mallorca descorchó la campaña cuesta arriba. Un gol de Isi Palazón (Rayo) le desnudaba en plena jornada inaugural y abría un agujero en la portería de Manolo Reina que ese mismo día quedaría cubierto por una gruesa capa de cemento. A partir de ahí, un trabajo de contención impecable permitiía al conjunto balear levantar un tabique tras el área pequeña y permanecer siete partidos seguidos a cubierto de las balas enemigas. En total, 738 minutos de imbatilidad que promivieron el crecimiento bermellón y afianzaron al equipo en las alturas de la clasificación.
Aunque Reina se quedó a las puertas de la serie más larga que ha protagonizado un portero del Mallorca sin recibir goles en contra, la diana que le endosó el Málaga en la novena jornada no oxidó unos números relucientes. Obviando las cifras del Espanyol actual, el último equipo que había atravesado este punto del campeonato con tan pocos golpes encima era el Racing de Santander que dirigía Maguregui en la temporada 1972-73, que tras cerrar los siete primeros partidos en blanco recibió recibió dos goles —del Elche y el Sant Andreu— en la séptima y octava jornada y ya no volvió a encajar más hasta la undécima. Tras aquella versión del conjunto cántabro se sitúa el Alcorcón de Cristóbal Parralo (2018-19), que en diez duelos recibió tres goles.