La nueva filosofía empieza a marcar el funcionamiento interno del Mallorca. Mientras el equipo que dirige Vicente Moreno sigue haciendo acopio de provisiones en el búnker de Son Bibiloni para cuando la Liga vuelva a encender los motores, la última reforma que se ha producido en los despachos de Son Moix comienza a ser efectiva. El nuevo director de fútbol del club, Pablo Ortells, desembarcaba esta semana en Palma para acceder al puente de mando, desplegar su catálogo y trazar las primeras líneas de una hoja de ruta que tiene como destino final el refuerzo de todo el andamiaje de la entidad.
Acompañado de Sergio Moya, exresponsable de captación de jugadores en el Villarreal y su hombre de confianza, Ortells ha visitado estos días las instalaciones de la ciudad deportiva para tener una primera toma de contacto con los futbolistas y el cuerpo técnico y transmitirle las primeras ideas de un proyecto que irá cobrando forma con el paso de los meses. Un viaje que, de una forma u otra, estará condicionado en sus primeros pasos por lo que ocurra en lo que queda de campeonato. Un segmento de once jornadas que habrá que recorrer a toda prisa y que ofrece dos finales alternativos: salvación o descenso.
Los de Son Bibiloni tampoco eran los primeros encuentros de Ortells y Moya con personal del club, que además tendrán continuidad durante los próximos días. El director de fútbol ya ha mantenido una primera reunión con el hasta ahora director deportivo, Javier Recio, que en el nuevo contexto ejercerá las funciones de secretario técnico, y con el director del fútbol base, Sergio Vallecillo.
Entre los primeros asuntos a los se enfrenta Ortells figuran las renovaciones de algunos de los pesos pesados del vestuario, como Dani Rodríguez o, sobre todo, Antonio Raíllo. El centrocampista gallego, que se ha revalorizado desde que llegó al club en Segunda procedente del Albacete, firmó con el Mallorca hasta 2021 y la idea es ampliar ese vínculo cuanto antes. La situación de Raíllo es similar, aunque el club lleva más tiempo arrastrándola y ese era precisamente uno de los asuntos que se le habían enquistado al ex consejero delegado, Maheta Molango. De hecho, el central cordobés es el único de los protagonistas del doble ascenso al que no se le revisó en su momento el contrato.
Además, Ortells deberá trabajar desde ya en los cimientos del Mallorca 2020-21, un trabajo que había dejado muy avanzado Javier Recio y que deberá ser remachado en función de la categoría en la que habite el equipo.