El Mallorca interrumpió su caída con un partido redondo. El grupo de Moreno se llevó por delante al Valencia (4-1) tras redactar un primer acto perfecto. Impecable. Con dos puntas de salida -Ante Budimir y el Cucho Hernández- y asentado sobre un clásico 4-4-2, la escuadra balear atacó y defendió en manada. Se manejó siempre como un bloque armónico, pero también expuso un hambre voraz.
El Mallorca devoró a su potente adversario pugnando en cada centímetro de la sala de máquinas, pero también porque tiene en nómina a un tipo como Budimir. Acostumbrado a duras pugnas en solitario, el croata se sintió muy a gusto -y más liberado- con la compañía del Cucho. El colombiano también es un jugador de área, pero su nivel de sacrificio es similar al de Budimir.
El estreno de esta sociedad proyectó al mejor Mallorca del curso tras una nueva revisión de su entrenador. Vicente Moreno se olvidó de los tres centrales y decidió alinear por primera vez a dos delanteros. Prescindió de Take Kubo, que arrancó el partido en el banquillo, pero su plan -descabezar al Valencia y golpearle- fue ejecutado a la perfección. Con Parejo desquiciado (acabó expulsado en el inicio de la segunda parte), el equipo che fue tan previsible como inactivo. Cuando quiso reaccionar un Mallorca atómico lo había borrado del mapa.