Con los turrones guardados ya en el armario y el cava reposando en la nevera hasta el próximo brindis, la Liga retoma la marcha para bajar la persiana de la primera vuelta en la travesía inicial de 2020. El Mallorca, que cerró el año con la peor tarjeta de toda la parrilla en el último mes de competición (un punto sobre 15 posibles), visita Granada, el escenario de su última alegría a domicilio en Primera, con la intención de repetir aquella hazaña de 2013 y quitar el precinto de victorias foráneas en el presente campeonato. Ganar supondría el mejor epílogo posible a la primera parte del torneo y alcanzar la cota 18 en el ecuador de la competición.
A pesar de los nueve puntos y seis posiciones que separan a ambos en la clasificación, el grupo de Vicente Moreno acude a Granada con la intención de agrandar la brecha de un equipo en plena cuesta abajo. Aquel bloque compacto y casi infranqueable que llegó a agarrar el liderato de la Liga de forma virtual se ha transformado en un grupo obtuso que encaja goles con facilidad y que ha perdido credibilidad en su centro de operaciones. En Los Cármenes mordieron el polvo de forma consecutiva Barcelona, Leganés Osasuna y Betis, pero en los dos últimos meses solo el Alavés ha doblado la rodilla en Granada.
En la búsqueda de su primer triunfo a domicilio del campeonato, el técnico bermellón tendrá que modificar el aspecto habitual de su pizarra. Las ausencias de Baba y Budimir trastoca de forma notable los planes, habitualmente inamovibles, del masanasero. Para taponar la baja del centrocampista ghanés, Moreno maneja dos opciones: o apuesta por el cambio natural, Josep Señé, o tira del trivote habitual con Dani Rodríguez, Salva Sevilla y Aleix Febas, siendo el gallego el que deberá desempeñar ese papel de ancla que habitualmente interpreta Iddrisu.
Para paliar el déficit goleador que supone la ausencia del pichichi croata, Moreno le dará la alternativa como titular al Cucho Hernández.