El tercer ascenso del Real Mallorca en menos de una década se produjo gracias a la fortaleza mostrada en el Lluís Sitjar (18 victorias y un empate en diecinueve partidos) y a la pegada de una delantera mítica con Conesa y Domínguez -29 goles entre ambos- al mando de las operaciones.
Después de salvarse de la criba y engancharse a la unificada Segunda División -la temporada anterior se eliminaron los grupos Norte y Sur-, el conjunto isleño afrontó las primeras curvas del campeonato con la fortaleza de su estadio como principal punto de apoyo. De hecho, encadenó trece victorias en los trece primeros partidos disputados como local. Todo lo contrario sucedía a domicilio con un empate y cinco derrotas en sus seis primeras salidas.
La temporada, bajo la presidencia de Pablo Servera, estuvo agitada desde el punto de vista técnico, ya que nada menos que tres entrenadores desfilaron por el banquillo durante un campeonato marcado por la competencia, con clubes como Sevilla, Betis, Celta, Cádiz, Valladolid, Gijón o Murcia como aspirantes al ascenso de categoría.
Dos derrotas seguidas a domicilio, ante el Alcoyano y el Calvo Sotelo, precipitaron la caída de Vicenç Sasot, que un par de años antes había dirigido al Barcelona en la Copa de Ferias. El club le había apartado por unas manifestaciones que consideró injuriosas. Ese mismo día se le propone rescindir el contrato o abrirle expediente y 24 horas después es cesado de su cargo.
El Mallorca, que era quinto a cinco puntos del ascenso, optó por entregar el equipo a Juancho Forneris, que pasó de jugar a entrenar de la noche a la mañana. Su aventura apenas duró dos partidos, saldados con un triunfo en casa (4-0 al Alavés) y un empate fuera (0-0 en Gijón). Como oficialmente no podía sentarse en el banquillo, el club optó por firmar al técnico uruguayo Sergio Rodríguez. Entre los dos lograron ascender a un equipo que protagonizó un final de temporada extraordinario.
Las derrotas en Vigo y en el Villamarín fueron las únicas en los tres últimos meses de competición.
El choque decisivo se produjo en la jornada 34, cuando el Racing de Ferrol -entrenado precisamente por Juan Ramón, al que el Mallorca había destituido en el año del segundo ascenso- se presentaba en el Lluís Sitjar en la tercera plaza. Pero el grupo isleño no falló y se impuso con claridad (3-0, goles de Doro, Cano y Canario) para recuperar una posición de ascenso que ya no perdería.
La traca final llegó en el epílogo del campeonato. El Real Mallorca venció al Alcoyano y festejó el tercer ascenso de su historia -y de esa década- a Primera División. Habría subido incluso perdiendo ya que el Racing de Ferrol se dejó los dos puntos en el campo del Burgos.
Al igual que sucediera en el primer ascenso con la figura de Juan Carlos Lorenzo, otro argentino, en este caso Juancho Forneris, pasó de ser jugador a jefe de sus antiguos compañeros. Y la apuesta le salió redonda... Nadie podía vislumbrar lo que vendría después. Más de una década transitando por el desierto...y casi de la desaparición.