El Real Mallorca se ha dejado en Tarragona casi todas las opciones de pelear por el ascenso directo a Primera División. El conjunto de Vicente Moreno, agarrado otra vez a su versión más decepcionante, ha sufrido este sábado una dolorosa e inesperada derrota ante un Nàstic ya descendido que acudía a su propio funeral. Los bermellones, desbordados y desconocidos de principio a fin, han estado a punto de salvar un punto gracias al gol de Abdón Prats en el epílogo, pero un tanto de José Kanté en el tiempo añadido premiaba el esfuerzo del equipo local y arrojaba un cubo de hielo sobre los planes de futuro del club balear.
Antes de colapsar y de caer redondo sobre la hierba del Nou Estadi, el Mallorca había despachado el primer tiempo con una imagen muy deteriorada que nada tenía que ver con la que había proyectado en el último mes. Bajo un sol intenso, con el corsé bien ajustado al cuerpo y frente un rival desmontado, el cuadro balear se veía sorprendido por un partido tan extraño como pastoso.
Sin ritmo y despojado en el centro del campo del alma de Dani Rodríguez (el gallego, al igual que Raíllo, estaba sancionado por acumulación de amonestaciones), el Mallorca se expresaba y comportaba como si fuera un conjunto diferente al que venía de agitar la coctelera de la liga con sus triunfos sobre Málaga y Sporting. Frente a un Nàstic sin vida ni apoyos en la grada, apenas llamaba a la puerta de Becerra y dejaba que el conjunto catalán la fuera metiendo el miedo en el cuerpo.
El primer susto de la tarde llegaba a unos minutos para el descanso. Con una producción más bien baja y sin insistir demasiado los de Enrique Martín se encontraban de frente con un penalti después de que, a ojos del colegiado, Xisco Campos tocara con la mano un balón dentro del área. Sin embargo, a Uche se le iba demasiado a la izquierda el visor y mandaba la pelota a la valla de publicidad.
Mientras los quinientos aficionados del Mallorca que poblablan las gradas del Nou Estadi festejaban el fallo, el nigeriano aún tendría tiempo de sacarse el aguijón y de batir a Reina antes del descanso al rematar a placer un centro desde la orilla izquierda. Además, el Nàstic perdonaría justo después el segundo tanto con un tiro al palo que amplificó el sonido de las alarmas.
Tras el descanso el Mallorca seguía sin incorporarse del todo. Abdón Prats, que reemplazaba a un nulo Leo Suárez, revitalizaba un poco al equipo isleño, que en cualquier caso iba a tardar todavía un poco en inclinar por completo el campo.
Un gol anulado a Budimir a falta de media hora animó levemente al equipo, que fue a más sin protagonizar ninguna estampida. Poco a poco y sin el convencimiento ni la determinación de otras semanas, el Mallorca se iba arrimando. Aunque siempre sin llegar a romper del todo la burbuja que blindaba a Isaac Becerra.
Cuando todo parecía perdido y Moreno ya había esparcido sobre la hierba toda la pólvora que guardaba en el banco, Abdón marcaba para retener un punto que en ese momento sabía a caviar. O eso parecía. Porque el Nàstic, que hasta este sábado solo había anotado 19 goles en toda la liga, aún iba a disponer de un turno de palabra en el que Kanté zanjaría la discusión con un golazo desde fuera del área. Una diana que helaba al mallorquinismo y que lo mantiene todo abierto de cara a las cuatro últimas jornadas, aunque la segunda plaza se haya convertido ya en una utopía.
Ficha técnica
2 - Nàstic de Tarragona: Becerra, Djetei, Noguera, Mikel, Imanol, Viti, Pol Valentín (Iván López, min.64), Thioune (Javi Márquez, min.77), Abraham, Luis Suárez (José Kanté, min.72) y Uche.
1 - Real Mallorca: Reina, Sastre, Valjent, Xisco Campos, Salva Ruiz; Marc Pedraza, Salva Sevilla; Aridai (Stoichkov, min.79), Lago Junior, Leo Suárez (Abdón, min.46) y Budimir (Álex López, min.67).
Goles: 1-0, Uche, minuto 41; 1-1, Abdón, minuto 90; 2-1, José Kanté, minuto 93.
Árbitro: Domínguez Cervantes (Colegio andaluz). Amonestó a los locales Abraham, Uche, Thioune, Noguera, Becerra y Viti y a los visitantes Xisco Campos y Lago Junior.
Incidencias: 2.865 espectadores en el Nou Estadi de Tarragona. Unos quinientos seguidores del Mallorca en las gradas.