El primer paso del Mallorca sobre tierra reconquistada fue hacia al frente. La escuadra de Moreno sometió a Osasuna, uno de los candidatos al ascenso, y se embolsó los primeros tres puntos del curso. Estas son las claves del éxito.
1. Al límite. Fue un aspecto que enfatizó el entrenador balear al final del partido. El Mallorca cerró la función con el esfuerzo escrito en su faz; como si de un batallón que ha luchado en las trincheras se tratara. La intensidad con la que se aplicó el grupo de Moreno acabó engullendo al equipo navarro, incapaz de responder a la exigencia física que le planteó su rival.
2. Organización. Es falso que a Vicente Moreno no le gusta que sus equipos manejen el balón. Otra cosa es en que zona del campo conviene tener la pelota y que características tienen tus futbolistas. El Mallorca arrancó proyectando una organizacion prácticamente idéntica a la que exhibió durante la temporada pasada, incluso con algunos gramos más de solidaridad. Abdón Prats fue el primer defensa del equipo...
3. Fran Gámez. El triunfo bermellón fue, por encima de cualquier otra cosa, una obra coral, aunque el despliege físico y prestaciones del antiguo futbolista del Saguntino fueron una delicia. Gámez, en su primer partido en Segunda, funcionó a velocidad de crucero. Apenas cometió un error durante todo el partido —que le costó una tarjeta— y elevó al máximo el nivel de competencia en el flanco derecho de la zaga, donde Joan Sastre había marcado el territorio. Incansable, Fran Gámez ofreció un repertorio de lo más completo en defensa y también en ataque.
4. Lectura e insistencia. El Mallorca tuvo claro desde el principio que plan debía ejecutar ante Osasuna. Concedió los metros justos en el centro del campo y replicó con velocidad a un rival que le costó demasiado arremangarse. Con sus limitaciones, el equipo balear no tardó demasiado en generar cosas interesantes, aunque obtuvo el premio a base de insistencia. El penalti sobre Carlos Castro llegó además al filo del descanso, en un momento especialmente delicado.