Cerca de 500 aficionados incondicionales del Real Mallorca desplazados a Miranda de Ebro calientan motores en las horas previas al partido que puede significar el regreso del club balear a la Segunda División del fútbol español.
Pese a que el día arrancó frío y gris, el sol salió y las sensaciones son buenas. El optimismo reina en la hinchada, ilusionada ante la posibilidad de ver en directo el ascenso del Mallorca en Anduva, el mismo escenario donde hace casi un año el club mallorquinista perdió la categoría.