El Mallorca y Anduva mantienen una relación especial que aunque no siempre ha resultado satisfactoria, ha dejado huella en la mayoría de sus encontronazos. El campo del Mirandés, un recinto que el conjunto balear visitará el domingo por quinta temporada consecutiva, ha marcado hasta en tras ocasiones un punto de inflexiones para los de Son Moix. Un vínculo extraño y doloroso que puede cambiar para siempre este fin de semana.
El Mallorca, que nunca ha ganado en Anduva, irrumpió por primera vez en el recinto burgalés en la temporada de su regreso a Segunda División. Dirigido desde el banquillo por José Luis Oltra, al conjunto bermellón le tocó viajar a Miranda a finales de febrero de 2014. Tras hacer la goma durante varias jornadas en las que nunca llegó a engancharse a los puestos de playoff, venía de enlazar cuatro jornadas sin ganar ante Murcia (2-2), Sporting (1-3), Alcorcón (1-1) y Hércules (0-1) que le mantenían atado a la décima posición, a solo dos puntos de la zona de promoción. En Anduva y con un once en el que formaban tipos como Aouate, Ximo, Marco Asensio, Nsue o Gerard Moreno, no pudo pasar del empate ante el Mirandés de Carlos Terrazas.
Perdió un puesto en la clasificación a favor del Lugo, pero mantuvo la distancia de dos puntos con respecto a la meta. Aun así, agotó el crédito del entrenador valenciano, que sufriría después un lamentable proceso de destitución que culminaría con el relevo de Lluís Carreras. El Mallorca acabó la temporada peleando por un objetivo radicalmente opuesto y salvó la categoría en la última jornada, el Córdoba.
Gracias a esa permanencia agónica el Mallorca volvió a la hierba de Anduva el curso siguiente (2014-15), aunque ya en unas condiciones muy diferentes. Tras un verano convulso marcado por la llegada de Karpin, acabó agarrándose a la pizarra de Miquel Soler —el catalán ya había dirigido la pretemporada— y firmó su temporada más relajada del último ciclo en Segunda. Se salvó a tres jornadas del final tras derrotar a la Ponferradina en Son Moix con un gol de penalti de Michael Pereira y viajó a Miranda para jugar el último partido de liga sin preocupaciones de ningún tipo. De hecho, el Nanu confeccionó un once en el que aparecía Brandon y en el que debutaban el canario Gabi Izquier o Damià Sabater. También lo haría en el segundo tiempo Tià Sastre, que salió desde el banco con Cedric o Joan Cifre. El Mallorca perdió ese día (2-0) por culpa de dos tantos de Pedro Martín, ahora en el Murcia, pero sobre todo estableció otro punto de inflexión. Soler no volvió a sentarse más en el banquillo bermellón, que semanas después empezaría a ocupar Albert Ferrer.
Excepción
Precisamente con el Chapi a los mandos el Mallorca vivió su único partido sin secuelas en Anduva (2015-16). Coincidió con el sector inicial del campeonato y después de empatar en Oviedo (1-1) y superar por la mínima al Llagostera, atrapó un empate a base de pico y pala. Galán y el aún bermellón Néstor Salinas avanzaron a los burgaleses antes de la primera media hora, aunque el Mallorca igualó el marcador tras el descanso con tantos de Sissoko y Javi Ros.
La última visita a Anduva data del 4 de junio del año pasado y, lamentablemente, permanecerá siempre en su historia negra.