El Mallorca ya se mueve entre bastidores. Desde que el jueves el Racing perdiera ante el Betis y permitiera al equipo balear atar la permanencia de forma matemática, la entidad empezó a trabajar en el futuro inmediato y lo primero y más urgente es conocer quién entrenará al equipo con vistas a la próxima temporada.
El club ha valorado el trabajo de Soler y califica de muy positivo el hecho de haber atado la permanencia tres jornadas antes de que haya finalizado la temporada regular, pero hoy por hoy este punto no es aval suficiente para el entrenador catalán. Y no lo es porque durante su permanencia en el banquillo mallorquinista –sustituyó a Karpin en la jornada 25—, la gestión del vestuario no ha sido la mejor, más bien todo lo contrario.
El hecho de que el propietario del club, Utz Claassen, se haya visto en la necesidad de ir hasta en dos ocasiones al vestuario para pulsar el estado de la plantilla y dar un impulso a los jugadores tampoco juega en favor del entrenador, cuya misión es precisamente esa, no solo el situar a once futbolistas sobre el campo.
Con la permanencia atada, ahora de lo que se trata es de empezar a planificar la próxima campaña y uno de los puntos clave es conocer el nombre del próximo técnico: el entrenador del Centenario.