Venta al grupo que encabeza Dudú Aouate o ampliación de capital. Son las dos vías que contempla Gabriel Cerdà para encontrar la salida del laberinto en el que está inmerso el Real Mallorca.
Las negociaciones para el cambio accionarial en el club balear siguen encalladas. Las relaciones entre los dos protagonistas principales de este culebrón -el acuerdo con Serra Ferrer se cerró hace semanas- son prácticamente inexistentes, aunque ninguno de ellos da por rotas, definitivamente, las negociaciones.
Eso sí, desde hacia varios días la comunicación entre el presidente y el mánager general de la entidad se reducen a los contactos que mantienen los abogados.
El ambiente es tenso. Las grietas originadas durante las negociaciones han tensado la relación hasta límites extremos. Es por ello que el consejero pollençí tiene previsto convocar a los accionistas para inyectar dinero, con una ampliación de capital para garantizar la viabilidad de la institución, si la operación con el israelí no se concreta esta semana.
En este sentido, la ampliación de capital sería de unos 4 millones de euros, aunque el Mallorca sigue pendiente de que se desbloquee el contencioso que mantiene con el G34, al que reclama unos 3'5 millones de euros.
Un mes después
La compraventa del club isleño sigue acaparando todos los titulares. Un mes después de que Dudú Aouate fuera nombrado mánager general del Mallorca, en un paso que se antojaba como previo a convertirse en el máximo accionista de la SAD balear, la operación no sólo no se ha cerrado sino que se encuentra en un punto muerto.
Atascada en todos los sentidos. En las últimas horas, los intentos de ambas partes en acercar posturas han desembocado en otro fracaso. La frialdad es tal que la comunicación ha quedado reducida a migajas. Los abogados de ambas partes son los únicos que mantienen las conversaciones para tratar de alcanzar un acuerdo que, día tras día, parece cada vez más lejano. Aunque ninguno de ellos da, oficialmente, por rotas las negociaciones, es evidente que o el curso de las conversaciones da un giro radical o la compraventa con el exportero israelí no se concretará.
En ese supuesto, Cerdà tiene previsto convocar a los accionistas para acometer una ampliación de capital, una maniobra que debería servir para aliviar la anémica situación económica de la entidad.
Una ampliación de capital podría suponer un giro radical a los acontecimientos y habría que ver quién está dispuesto a acudir o no a la misma. Si la cifra quedara en 4 millones, Serra Ferrer estaría obligado a aportar unos dos millones al poseer prácticamente el cincuenta por ciento de los títulos. Si el pobler no acudiera, otros accionistas, como el alemán Utz Claassen, podría recuperar el control mayoritario de la sociedad si se presentara a la misma...
Habrá que seguir esperando unos días para conocer el desenlace de un culebrón en el que ninguna de las partes implicadas, sobre todo entre Cerdà y Aouate, parece dar su brazo a torcer. El mallorquinismo desea que finalice una transición que parecía ser de trámite hace un mes, pero que no acaba de resolverse.