José Luis Oltra está haciendo un máster en el Mallorca sobre cómo manejarse en situaciones límite, que van más allá de las puramente deportivas. Consciente de que las especulaciones sobre su futuro son mensajes que llegan desde la primera planta de Son Moix, el entrenador no solo ha aprendido a vivir con ello, ha levantarse cada día con un titular más o menos llamativo, en definitiva a cohabitar en el 'kaos' en que se ha convertido este club por obra y gracia de Serra Ferrer.
Mensajes envenenados cargados de dobles intenciones y con un único objetivo: fortalecer al máximo accionista y transmitir que el director deportivo no tiene culpa de nada. A cambio, se trata de debilitar al entrenador y de paso meter al consejo en plena batalla. Medio año en el Mallorca da para aprender a interpretar las conspiraciones cardenalicias, a protegerse de ellas y a transmitir un mensaje esperanzador. «Siempre pienso en positivo», manifestó ayer José Luis Oltra. «Sé que no os inventáis nada, no solo de lo mío [su posible destitución] sino en general. Cuando sacáis algo es porque alguien os ha contado algo», reflexionó Oltra. «No me planteo nada respecto a mí, porque no quiero plantearlo. Solo trato de manejar lo que puedo controlar. Estoy centrado en el partido», dijo.
No obstante, Oltra fue también claro: «Entiendo que mi discurso puede ser cansino, reiterativo, pero me gustaría mucho var a la gente en mi lugar. En momentos donde es difícil aparecer y justificarse», comentó el entrenador. El técnico dijo que solo nota «cariño y respaldo en general» tanto del club como de la afición. El entrenador sabe que en las victorias los amigos y los elogios se multiplican y en las derrotas la soledad prevalece. Hoy viene el Hércules. «Un rival complicado, un buen equipo en un mal momento. Va por rachas y lleva cinco partidos sin ganar, pero encadenó tres victorias consecutivas. Nosotros no lo hemos logrado», alertó el entrenador.