El fútbol aparece de nuevo en Son Moix en plena batalla institucional. La guerra de trincheras se ha recrudecido este último mes y medio y este jueves ha alcanzado su estado de mayor isteria. El club anda metido en un estado de confusión absoluto y el puente de mando está descabezado. El lunes debe recomponerse el puzzle, pero a día de hoy las piezas están mezcladas y no hay manera de juntarlas para que salga una imagen visible.
En este escenario imprevisible y hasta por momento agotador, el fútbol vuelve a surgir con fuerza porque al fin y al cabo esto es una empresa cuyo principal negocio está en el fútbol y los principales protagonistas deberían ser los jugadores del primer equipo. No siempre es así, pero al menos hoy es domingo y como mínimo durante dos horas el balón debe tomar mayor protagonismo.
Acomodarse
Los futbolistas de José Luis Oltra se miden al Córdoba a las doce del mediodía y el objetivo es sumar tres puntos que permitan al grupo encontrar de una vez por todas acomodo en zona de play off. El Mallorca, con todos sus aciertos y sus errores está a tres puntos del ascenso directo y ahora llega una fase de la temporada con dos partidos consecutivos en Son Moix y por lo tanto se presenta una enorme oportunidad para reivindicar su candidatura a la lucha para subir a Primear División.
El equipo crece, poco a poco, pero crece. Exhibe dudas en cada partido, pero cuando consigue meterse en faena nadie es superior a él. Sigue haciendo más cosas bien durante más minutos y hoy el Córdoba se presenta como una buena piedra de toque, como un examen de altura para comprobar realmente el verdadero potencial balear.
Ante Las Palmas, el Mallorca lo hizo al principio muy mal y después muy bien y Oltra se quedó con lo positivo y por lo tanto no es previsible que introduzca excesivos cambios en el equipo titular. Miguel García no está en la convocatoria y Ximo recuperará su puesto tras cumplir el partido de sanción.
El fútbol tiene que ser protagonista durante dos horas, pero en una situación tan convulsa como la que vive el mallorquinismo, también hoy la atención estará depositada en la grada del estadio. Si bien es preciso animar al máximo al equipo, será igualmente interesante conocer el estado de hartazgo de unos aficionados que empiezan a estar hasta arriba de los espectáculos institucionales. Tranquilos por naturaleza, los seguidores mallorquinistas previsiblemente hoy sí van a exteriorizar su nivel de cansancio con la guerra interminable que ha dejado al club a la deriva navegando en un mar de dudas. Hay motivo para estar enfadado, pero lo importante es animar, ganar y abandonar este infierno.