El último consejo de administración del Real Mallorca del año 2013 mantiene el mismo escenario de crisis que se abrió en la reunión del 29 de noviembre, es decir, un mes después de que se oficializara la guerra entre Serra Ferrer y Gabriel Cerdà, las posturas siguen distantes y la sindicación entre ambos es el único vínculo que les mantiene unidos. Ayer, por espacio de más de tres horas, el enfrentamiento entre los dos apoderados se mantuvo, pero el acuerdo de 'tregua' al que llegaron la semana pasada y sobre todo el hecho de que la sindicación se mantenga firme, evita que las hostilidades puedan ir en aumento.
Es la unión por simple necesidad de superviencia, pero más allá de este puro ligazón burocrático, el vacío entre Serra y Cerdà es evidente. Se llega por lo tanto a final de 2013 con la convocatoria y posterior desarrollo de un nuevo consejo, pero con la misma sensación de crisis y por lo tanto de dificultades para gobernar el club.
POR LA PUERTA DE ATRÁS
El detalle del presidente huyendo sin hacer declaraciones
Un claro ejemplo de que las aguas están muy revolucionadas en el consejo de administración y sobre todo que evidencia un claro síntoma de nerviosismo es el hecho de que el presidente del consejo de administración, Gabriel Cerdà, decidiera a la conclusión del consejo abandonar Son Moix por la zona superior del estadio, acomodado en un taxi y sin hacer declaraciones. Hasta el momento y pese a las múltiples crisis que se han ido encadenando en los consejos de administración, Cerdà siempre había comparecido unos minutos ante la prensa para ofrecer su versión de la situación. Sin embargo, ayer decidió sencillamente marcharse por la zona alta del campo para de esta forma evitar a los medios.
AFICIONADOS
Un grupo de seguidores lanza cánticos contra el 'pollencí'
Minutos antes de que diera inicio el 'cónclave' en Son Moix un grupo de una quincena de seguidores se concentró en los exteriores del estadio, encendió bengalas y llegó a entrar hasta la zona interior lanzando gritos contra el presidente. Gabriel Cerdà dijo posteriormente en el consejo de administración y ante los miembros convocados a este encuentro que los hinchas que procedieron de esa forma en el tarde de ayer fueron movilizados por Serra Ferrer a través de Damon Mark, que es un empleado del club y que mantiene en estos momentos un contencioso con la entidad.
Este profesional ha sido, al menos hasta la fecha, fiel a Serra Ferrer de ahí que Cerdà lanzara esa acusación contra él en pleno consejo y de esta manera dar a entender a todos los convocados que el máximo accionista sigue tratando de echarle a la afición encima y utiliza todos los medios a su alcance.
Mark utilizó la red social 'Twitter' para desmentir que esté animando a los seguidores a lanzarse contra el presidente. Sin embargo, Cerdà así lo aseguró en la reunión. Un claro ejemplo de la desconfianza absoluta que preside la relación de los dos apoderados del Mallorca.
CASO FACTURAS
Los consejeros se hacen con la facturación de tres periodistas
La marcha acelerada de Cerdà del estadio sin querer hablar con la Prensa, la acusación del 'pollençi' de que el máximo accionista está movilizando a sus tropas para tirarle a la gente encima son dos ejemplos de las continuas barreras que van poniéndose unos a otros, pero hay más.
El presidente del consejo acusó al máximo accionista de utilizar dinero del club para pagar a periodistas con el fin de que estos le ayudaran en situaciones críticas. Este hecho motivó que los consejeros Claassen, Terrrasa y Roig solicitaran la facturación de estos tres profesioanes. Ayer se les facilitó dicha documentación, con las cantidades que recibieron y las sociedades que realizaron estas operaciones y pertenecientes a estos tres informadores. El objetivo de los consejeros y del propio Cerdà es conocer si estos pagos son motivo para emprender acciones judiciales.
Serra reaccionó pidiendo a su vez conocer los detalles de todos los convenios firmados por Cerdà con diferentes medios de comunicación para conocer todos los detalles al respecto. El hecho refleja que ambos apoderados están más que nunca a la greña y que cuando uno lanza un disparo, el otro contraataca.
CLIMA HOSTIL
La obligación de votar juntos para mantener sus posiciones
Los reproches, las maquinaciones de unos y otros, las batalla diarias y la mala relación entre los apoderados se acentúa en reuniones como la de ayer en Son Moix, pero los dos quieren mantener su posición en el club y en el consejo y por lo tanto eso les obliga a votar juntos, a dirigir el sentido de su voto en la misma dirección y a esperar si uno de los dos es capaz de encontrar nuevos aliados en el consejo para tratar de desatascar la situación.
La sindicción de acciones que firmaron los apoderados este pasado verano les está esclavizando uno a otro y fue Serra Ferrer quien creó este problema y ahora no hay minuto que no lamente haber dado este paso. En su momento era la única opción que le quedaba para seguir siendo el vértice superior de la pirámide, pero Cerdà ha jugado mejor sus cartas y es quien marca el ritmo a seguir.
FUTURO INCIERTO
El difícil camino hacia el final de la campaña 2013/2014
Los puntos tratados ayer, al margen del que hizo referencia al punto de los pagos a los tres periodistas, se desenvolvieron con relativa normalidad porque se trataba de muchos aspectos casi rutinarios de final de año, pero incluso en este escenario se percibió el aumento de tensión entre los dos principales gestores del Real Mallorca.
Durante el proximo curso hay que seguir manteniendo la convivencia, situación que será muy complicada tal y como quedó otra vez ayer expuesto durante el desarrollo del cónclave en las oficinas de Son Moix.
Pese al intento de 'tregua' al que llegaron Cerdà y Serra, la relación de los dos apoderados hace que salten chispas a las primeras de cambio y la gran pregunta es conocer si en este estado de tensión se podrá llegar con normalidad a final de temporada.
Con Claassen expectante, la sindicación de acciones entre el máximo accionista y el presidente del consejo tiene al órgano de poder del club instalado en la confusión. Ayer, para añadir más morbo, Vicenç Grande se pasó por Son Moix para disolver la compañia de la que fue la radio del club.