Solo dos semanas después de desempaquetar la liga, al Mallorca le toca ponerse el termómetro. Tras despertar de forma violenta del mal sueño del descenso y tras ser golpeado con violencia por dos rivales aparentemente menores, la escuadra de José Luis Oltra alcanza el tercer escalón del torneo con la exigencia de levantar el rostro y mejorar. Su imagen y sus números, negativos y sonrojantes en base al tamaño de su propuesta. Sin embargo, los bermellones emergen esta vez en un campo lleno de minas, en uno de los cuarteles marcados con una cruz sobre el mapa del torneo. Y aunque pase lo que pase el equipo seguirá teniendo un mundo ante sus ojos, un tropiezo similar a los dos anteriores volvería a tambalear los cimientos de un proyecto muy erosionado, sobre todo fuera del campo (El Molinón, Canal + 1, 12.00 horas).
Por extraño que pudiera sonar hace unas semanas, el Mallorca llega a Gijón con prisas y un puñado de cuentas pendientes. Por la forma en la que se produjo, la derrota del pasado fin de semana ante el Murcia ha reducido de manera sustancial la credibilidad con la que partía y los jugadores y el cuerpo técnico deben recuperarla entre los los límites del terreno de juego. Las excusas pierde valor y todo lo que no sea arrancarle algún punto al Sporting acentuará, más todavía, sus carencias y el grado de contaminación del entorno.
Oltra se ha desplazado esta vez con todo lo que tiene a su alcance. El técnico valenciano, partidario de esconder sus apuestas hasta el último momento, lideraba ayer una expedición en la que habitan veinte futbolistas entre los que se colaba por primera vez Martí Riverola. El centrocampista catalán, incorporado sobre la marcha tras el desastre ante el Murcia, podría estrenarse incluso como titular, en función del aspecto que quiera aplicarle el entrenador a la sala de máquinas. También entraban en la lista Miguel García (fue descartado la semana pasada), los canteranos Tià Sastre y Biel Company o Pep Lluís Martí, a pesar de que el propio entrenador había dado casi por segura su ausencia como consecuencia de unas molestias. En cualquier caso, también es cierto que el preparador está obligado a descartar a dos jugadores y que tanto Geromel como Pereira están negociando su salida del club de Son Moix.
El Mallorca también se ve forzado a rediseñar el once por tercera semana para que no se aprecien las bajas de Kevin y Thomas. Y ahí, las combinaciones a las que puede recurrir Oltra también se disparan, aunque la clave se encuentra en el mediocentro. Iñigo parece fijo y según el socio que se le asigne se verá a un equipo u otro. Sobre todo, porque si Oltra pretende proteger la zona debe alinear a su lado a Martí o a Bigas. Y eso supone correr un riesgo con el veterano capitán o tener que reordenar, casi de arriba a abajo, la línea defensiva.