Dentro de una semana el Mallorca realizará el último entrenamiento antes de viajar a Sabadell, donde debutará en Segunda División. Lo hará más o menos con un equipo muy similar al que mañana, sin ir más lejos, se medirá al Recreativo de Huelva en el Trofeu Ciutat de Palma Reciclajes Pérez. Y es que el club anda instalado entre la necesidad de apuntalar al equipo y la realidad económica por la que atraviesa la institución.
El presupuesto para la próxima temporada es mucho más virtual que real y eso es un hándicap contra el que es muy difícil luchar. Sobre el papel los balances, las cuentas y los deseos suman 20 millones. La realidad es otra. El dinero que se recibirá por los derechos de televisión todavía a día de hoy no está definido y mucho menos está en caja. Las ventas de Gio y Pina —entre ambos 10 millones de euros a los que hay que descontar varios conceptos— no cubren las previsiones de ingresos por la venta de jugadores y la ayuda al descenso, a la que se aferra el club para cubrir las previsiones está todavía por llegar. Además, la difícil y por ahora imposible marcha de Pedro Geromel y Antonio López —dos de las fichas más altas de la plantilla— impiden al club a acudir al mercado para realizar nuevos desembolsos.
Los errores del pasado hacen que en estos momentos Serra Ferrer se encuentre instalado en un laberinto con difícil margen de maniobra. Por eso es a día de hoy muy difícil que llegue Cendrós a reforzar el lateral y que pueda también fichar a un punta. Oltra es muy consciente de la realidad económica del club, pero sigue esperando. No queda otra.