José Luis Oltra está cocinando el nuevo Mallorca a fuego lento, sin prisa, pero también sin pausa. En apenas un mes dará inicio la competición y el técnico está masticando el patrón de juego con el que pretende que su equipo se plante en la primera jornada de Liga ante el Sabadell. El primer ensayo general frente al Colonia el pasado sábado permitió al entrenador extraer un puñado de conclusiones, buenas y malas y eso es muy positivo porque tan importante es saber cuáles son las mejores virtudes de su equipo como también los puntos más negros y oscuros.
«Equilibrio». Así resumía el técnico mallorquinista uno de los factores que en estos momentos más tiene que asimilarse por parte del equipo. El equilibrio necesita de un alto grade de orden, de ajuste entre líneas, en definitiva, de mayor capacidad de ir resolviendo conflictos en todas las líneas del campo. Este es el principal caballo de batalla de todas las pretemporadas, pero ahora ese exigente objetivo es mucho más importante desde el momento en que el equipo está en Segunda y debe ascender a Primera.
José Luis Oltra pretende encontrar en este stage el equilibrio que permita al Mallorca, de una parte, ser más sólido en defensa que la pasada temporada y a su vez tener esa capacidad inventiva que permita ampliar los recursos ofensivos. Ya se intuyó en Palma que el técnico incide especialmente en el juego de banda, esa misma incidencia la machaca una y otra vez en Holanda, pero toda prueba, todo nuevo ingrediente para mejorar, toda idea de nuevo cuño requiere un tiempo prudencial de espera para ser ejecutada con eficacia. El entrenador lo sabe y conoce también, en estos momentos cuáles son los límites de la exigencia, pero también quiere que de cada día el equipo mejore sus prestaciones. Uno de los aprobados es para el recién llegado Thomas Teye, del que el técnico encontró parte de ese equilibrio que pretende darle al equipo en su balanceo de atrás hacia adelante. Encontró también puntos positivos en la presencia de Aki, aunque ni el gol salvó al jugador de la necesidad de hacer algo más, de tener más intención, de ser más vertical. La verticalidad también le atrae especialmente al técnico, pero sobre todo en Palma y en Holanda, el entrenador busca un matiz especial, busca un equipo con una clara intención de hacer daño. Busca y rebusca el camino hacia el área rival, de ahí la necesidad de disponer de un equipo que debe tener un alto ingrediente de atrevimiento y un punto fijo de equilibrio. Pero esa receta no puede cocinarse a fuego rápido, debe masticarse y elaborarse con tesón porque es la línea que marcará toda la temporada.
Por eso los entrenadores quieren tener cuanto antes a la mayoría de jugadores con los que van a disponer durante la temporada porque cuantos más haya ahora que aprendan lo que se debe hacer, más se puede adelantar. Sin embargo, restan todavía un buen puñado de ingredientes al plato principal. Fichajes que están por llegar y otros jugadores que deben salir. Mientras tanto, José Luis Oltra sigue elaborando la receta a su gusto.