El Real Mallorca vivió ayer uno de los capítulos más esperpénticos de su historia. Fueron dos horas de vértigo donde la afición enfureció como nunca y se lanzó a las redes sociales para mostrar su ira hacia Serra Ferrer, que minutos después de las once de la mañana anunció que el Villarreal sería el rival del Mallorca en el trofeu Ciutat de Palma. Ni el director deportivo ni tampoco su apoderado, Gabriel Cerdà, se caracterizan por medir las consecuencias de sus hechos y decisiones y esa fue una más. Dos horas después, con la red echando humo, el director deportivo y máximo accionista se vio en la obligación de dar marcha atrás y a través de Twitter hizo público que retiraba la invitación al club amarillo y pedía disculpas a la afición por el trastorno creado.
La conclusión final, más allá de la rectificación, es lo erosionado que quedó Serra Ferrer, que se atrevió sin ningún tipo de pudor a invitar al peor enemigo de la grada al trofeo-presentación del equipo mallorquinista.
Tres años
Precisamente este mes se cumplen tres años de la manifestación a la que acudieron cerca de 2.000 personas, con el expresidente del club Jaume Cladera a la cabeza, donde se pidió a la UEFA justicia y se criticó la participación del Villarreal en la carrera por echar al club balear de la Europa League. La afición no olvida ese capítulo, sigue teniéndolo muy vivo en su retina hasta el punto de no llegar a entender incluso porqué de entre todos los clubes del mundo, precisamente es con el peor enemigo con quien hay que realizar las mayores operaciones. Si ese punto, que supone un beneficio económico para el Mallorca no es compartido, mucho menos lo es el hecho de tener ver cómo es precisamente el Villarreal el invitado al trofeo Ciutat de Palma.
Cronológicamente los hechos sucedieron de la siguiente manera. Durante la presentación de Gerard Moreno, Serra fue interrogado por si las relaciones entre clubes se habían normalizado, a lo que el director deportivo indicó que existe «cordialidad y respeto» y un trato personal que calificó de «muy bueno». Segundos después fue más allá y anunció una «primicia». «En el próximo Ciutat de Palma vendrá el Villarreal a disputarlo y esto es una situación agradable... cuando intentas hablar con las personas, cuando existe este feeling de intentar ayudar a que la operación salga muy bien en todos los aspectos», dijo Serra Ferrer. Todavía con el impacto de la noticia en el cuerpo, los medios insistieron por conocer si el vicepresidente era consciente del nivel de crispación que se mantiene en el seno de la afición. El ‘pobler' indicó lo siguiente: «Entiendo que la afición pueda no entender la decisión, pero nosotros no podemos estar instalados dentro de una situación de enfrentamiento, es decir, el Villarreal, a través de la operación de De Guzman, las relaciones se normalizaron bien y ahora con esta negociación que hemos llevado, también han sido muy correctos y respetuosos y hemos llegado a una serie de acuerdos que convienen y son beneficiosas para el Mallorca ya que no le cuestan dinero. Después —prosiguió Serra— tienes que respetar que alguna persona o gente o aficionados estén en contra de una decisión, faltaría más, que no respetásemos todas las opiniones», manifestó el presidente en funciones. Dos horas después de estas manifestaciones y tras el incendio que se produjo en las redes sociales y con la masa enfurecida, Serra rectificó. Fue una elección ‘interruptus'.