Miquel Coca ya es historia en el Real Mallorca. Gabriel Cerdà ha vuelto a imponer su cuota de poder para liquidar al abogado como asesor jurídico de la entidad balear, labor que había desempeñado desde el aterrizaje de Llorenç Serra Ferrer en los despachos de Son Moix. Esta decisión adoptada ayer por el consejero pollenç í, la máxima autoridad del club en el apartado de gestión, ha empujado a Coca a apartarse de cualquiera de los cargos que venía ocupando hasta el momento y forzará nuevos cambios en el consejo de administración de la sociedad anónima deportiva isleña.
Biel Cerdà sigue exprimiendo ese pequeño paquete de acciones del Mallorca que tiene en la mano. Con poco más del 5% de los títulos bajo su manto, el apoderado continúa tensando la cuerda y arrinconando a Serra Ferrer, que le necesita para mantener el control del club. En esta ocasión su víctima ha sido Miquel Coca, al que ha liquidado en su función de asesor jurídico. El abogado, de momento, se mantendrá ligado a la entidad como accionista (su porcentaje está en torno al 2%), ya que tiene decidido abandonar su posición en el órgano de gobierno, en el que ejerce como representante de Wizard SL, una de las sociedades a través de las que Llorenç Serra Ferrer adquirió acciones del Mallorca.
La destitución de Coca supone una de las principales consecuencias del deterioro que había sufrido en los últimos meses la relación entre el abogado de Artà y Biel Cerdà, tal y como ha reconocido abiertamente el primero entre su círculo más íntimo. Las diferencias entre las dos partes han resultado insalvables y van a avivar el fuego institucional, que hasta la fecha había permanecido en un segundo plano debido a la mala situación deportiva de la primera plantilla y a su postrero descenso. Y en ese sentido, se avecina un verano especialmente agitado por los pasillos del Iberostar Estadi. La guerra civil del club no ha acabado.
La marcha de Miquel Coca podría arrastrar también la de Julián Carnicero Isern, secretario del consejo de administración (no consejero).