Atlético de Madrid 0 - 0 Real Mallorca
Atlético de Madrid: Courtois; Juanfran, Miranda, Godín, Filipe Luis; Arda (Oliver Torres, m. 11), Mario, Gabi (Adrián, m. 62), Koke (Cristian Rodríguez, m. 87); Diego Costa y Falcao.
Mallorca: Aouate; Hutton, Geromel, Bigas, Luna; Martí (Alfaro, m. 74), Tissone; Casadesus (Pereira, m. 84), Márquez, Giovani; y Tomer Hemed (Nsue, m. 29).
Árbitro: Fernando Teixeira Vitienes (C. Cántabro). Amonestó a los locales Diego Costa (m. 12), Gabi (m. 47), Miranda (m. 60), Mario Suárez (m. 81) y Godín (m. 83) y a los visitantes Casadesús (m. 59), Nsue (m. 62), Javi Márquez (m. 70) y Pereira (m. 90).
El Mallorca sale con vida del Calderón, aunque su color es tan pálido y su pulso tan débil que se plantará en la última jornada, la cita definitiva, la del juicio final, atado de pies y manos y precisando un milagro aún mayor del que ha perseguido en las últimas semanas. Los de Manzano, pese a pasarse toda la tarde recibiendo empujones por parte de sus compañeros de viaje, fueron incapaces de clavar su bandera en el campo del Atlético y vuelven a recular hasta el fondo de la clasificación. La semana que viene, en otro agónico carrusel de exámenes, los bermellones partirán desde la última posición entre ese póquer de aspirantes a sostenerse en el ático. Sin embargo, solo puede quedar uno y, ahora sí, la carambola debería ser triple (0-0).
Seguramente por aquello de mantener el nivel de la fiesta que se había organizado en su honor, Simeone recibió al Mallorca con todos los tanques sobre la hierba. El Mallorca, por su parte, comparecía despojado de Pina, cuyo tobillo seguía lastimado a la hora de la gran batalla. Sin embargo, al principio no se apreciaron diferencias notables entre un equipo y otro. Los rojiblancos, voluntariosos e interesados en devolverle el calor a la grada, parecían cargar aún con la resaca copera. Y los bermellones, con el miedo en el cuerpo, permanecían juntos y bien replegados, pero les costaba expresarse con claridad a pocos metros de Courtois. Solo dos disparos envenenados de Javi Márquez cuando el partido todavía andaba por su fase inicial escapaban de la rutina y alimentaban la esperanza.
Más allá de los fogonazos iniciales, la primera parte no sirvió para casi nada. De hecho, el Mallorca se fue apagando con el paso de los minutos, sobre todo a partir de la media hora. Hemed se quedaba fuera de combate por lesión y el cuadro balear, sin el faro que le iluminaba en ataque, apenas producía. A Gio le costaba muchísimo entrar en juego y solo la relajación rojiblanca y las noticias que llegaban a través del transistor mantenían el fuego encendido. De hecho, la llegada del descanso acabó siendo una bendición, ya que coincidió con el tramo en el que los de Simeone se despertaban de la siesta.
El segundo acto amaneció con el Mallorca empujando. Primero Gio, con un buen lanzamiento de falta que interrumpió Courtois, y luego Víctor, con un tímido cabezazo, tras un rechace, pusieron contra la pared al Atlético. No obstante, le faltó continuidad al conjunto bermellón, que se fue enredando progresivamente. Los de Simeone, en cambio, crecían por momentos. Poco a poco y sin grandes alardes, los rojiblancos empezaron a amontonar ocasiones y agudizaban el dolor de estómago de los visitantes. Afortunadamente, para los insulares, todas murieron antes de tiempo.
El último cuarto de hora desembocó en un calvario mallorquinista. Manzano lo volcó todo y el equipo acarició el gol por momentos, aunque también lo hizo el Atlético, ansioso por despedirse a lo grande de su gente en su noche más especial. Tal era la angustia que, pese a puntuar, varios de los jugadores rojillos se derrumbaban con el triple pitido de Teixeira. Hay vida, sí, pero la luz que se aprecia al fina del túnel parece ya inalcanzable.