El Levante, sinómino de «milagro» y «permanencia» durante la historia reciente del mallorquinismo, vuelve a entrometerse en la vida del club en un momento crítico. El conjunto granota , que sigue viviendo de las rentas que acumuló en la primera vuelta, llegará a Palma marcado por la depresión que padece desde que rebasó el ecuador de la Liga y tratará de tomar algo de oxígeno en un estadio en el que se siente particularmente incómodo. Tanto, que solo ha celebrado una victoria en Son Moix como equipo de la máxima categoría. Y de eso han pasado ya más de seis años.
En los últimos catorce encuentros el conjunto que entrena Juan Ignacio Martínez solo ha moldeado dos triunfos y cuatro empates y de no ser por el que el colchón del que se apropió en su momento gracias a la pegada de Martins, lo más probable es que ahora estuviera peleando por mantener la categoría junto al resto de los integrantes del vagón de cola. 10 puntos de 42 posibles que apenas mejoran los que ha firmado el Zaragoza en esa franja.
En el caso de volver aún más la mirada, el Levante tampoco tiene demasiadas razones para ilusionarse con el desplazamiento a la capital balear. Su única victoria, fechada el 26 de febrero de 2005, puso boca abajo al Mallorca de Héctor Cúper con goles de Jofre y Sergio García (1-2). Sin embargo, esa misma temporada el cuadro granota se acabó despeñando y propició que los isleños alcanzaran la permanencia en un final de curso eléctrico. Desde entonces los valencianos han encadenado cuatro derrotas consecutivas en el estadio mallorquinista.