Recuperado ya el hilo de la permanencia, sueña el Mallorca con otra explosión de júbilo en uno de los santuarios de la Liga. Tras descargar casi toda la presión en dos funciones tonificantes que han alterado el color del equipo y el del resto del paisaje que le rodea, la escuadra de Manzano va a abrir otro pequeño paréntesis en la cruzada por mantener la categoría. Acude el grupo a terreno prohibido, pero lo hace sin piedras en los bolsillos y con la agradable sensación de que todo lo que recoja en Chamartín, por insignificante que parezca, ni siquiera figura entre las previsiones más optimistas. Cierto es que delante estará un Madrid insoportable en su estadio -solo han empatado allí Valencia y Espanyol-, pero también que el conjunto que dirige Mourinho, desenganchado desde hace meses de la subasta por el título, vive más pendiente de expandirse en Europa que de sus obligaciones en el campeonato doméstico. Puede que hasta hace un par de semanas sonara a utopía, pero ahora entre la expedición rojilla flota la sensación de que otra epopeya es posible (Estadio Santiago Bernabéu, Canal + Liga y GolT, 20.00 horas).
Nada que perder
Abrazado a uno de los tópicos futbolísticos más plomizos, sabe el Mallorca que no tiene casi nada que perder en Concha Espina. El equipo sacó la cabeza del agua en Granada y alargó su reacción con un par de brazadas gigantescas ante el Sevilla, por lo que desfilará ante el Madrid con los pies manchados de barro pero a su vez con los deberes muy adelantados. Quizá por eso, Manzano podrá maniobrar con cierta holgura y compensar las bajas que presenta dándole una vuelta de tuerca a sus planteamientos más recientes últimamente. Como olvidarse del trivote, por ejemplo. Apartados por sanción Martí y Javi Márquez, lo más probable es que el técnico proteja la zona ancha con Tissone y Pina y que busque algo más de profundidad por las bandas con uno de sus hombres más en forma a un costado, Alfaro, y con Pereira o Emilio Nsue en el otro. Si todo sigue su curso arriba debería seguir Víctor en compañía de la gran esperanza mallorquinista: Giovani dos Santos.
A pesar de las ausencias forzadas, Manzano también ha pasado la tijera de forma sorprendente en algunos sectores. Como en la defensa, donde ha decidido prescindir de Pedro Geromel, seguramente para mantener a Bigas como socio de Nunes. El brasileño, ausente por lesión en las dos últimas victorias, ni siquiera viajó ayer con el resto de la expedición. Como Antonio López, Arizmendi, Miño y los mencionados Márquez y Martí.
El Mallorca no araña nada en el Bernabéu desde finales de la temporada 2008-09, pero si extrae algo de allí esta tarde sus perspectivas de futuro se dispararían, puede que de forma definitiva.