Asolado por una crisis global sin precedentes, con los despachos agrietados y el vestuario en estado depresivo, el Mallorca bajará esta tarde la barrera de 2012 obligado a ganar, después de agotar el catálogo de excusas en tres meses infernales. Con el fango hasta las rodillas y las alarmas sonando desde finales de septiembre, los baleares están forzados a capturar los tres puntos. De hoy ya no puede pasar. Por muchas razones. Tras catorce partidos oficiales sin alzar los brazos, once de ellos del torneo de la regularidad, su margen de maniobra se ha evaporado y el riesgo de descolgarse resulta cada vez más obvio (Benito Villamarín, 16.00 horas, Canal+Liga/GolT).
El triunfo que recogió anteayer el Espanyol frente al Deportivo sitúa a la escuadra bermellona en el penúltimo escalón de la Liga y en caída libre por el precipicio de conduce a las miserias. Una derrota en Sevilla le mantendría en el pozo. Irse de vacaciones en plazas de descenso por primera vez desde la campaña 2004-05 no es el mejor aval para una reacción que no llega. La victoria, en cambio, supondría el mejor regalo navideño posible. Hoy mirará a los ojos de un Betis lanzado y abarrotado de recursos que sin embargo no se encuentra cómodo en su centro de operaciones, donde ha cosechado el doble de derrotas (4) que cuando se cambia en el vestuario visitante. Claro que el Mallorca es un chollo para cualquier enemigo. Todavía no ha facturado ningún triunfo a domicilio y el final del primer tramo del campeonato se divisa a la vuelta de la esquina.
La ansiedad que ha desatado la situación de los rojillos en la clasificación amenaza con aplazar otra semana el reencuentro con los buenos resultados. El Mallorca ya es el equipo que lleva más tiempo sin celebrar un triunfo y hasta que no se desprenda de ese lastre no podrá levantar la mirada.
La mejoría en la última función ante el Athletic ha suavizado el pesimismo que afloró tras las humillaciones ante Levante y Sevilla.
Caparrós, que sigue rebuscando la fórmula que le permita cortar su peor racha como entrenador de élite, tendrá un aliciente más para intentar el milagro de la victoria. Sevillista de cuna, ha reconocido que los duelos ante el Betis le ponen . Y las estadísticas le avalan. De hecho, solo ha sufrido una derrota en Heliópolis... y fue ante el equipo dirigido por Serra Ferer.
La baja por sanción de Pedro Geromel trastoca los planes de Capa, que deberá improvisar de nuevo la línea más débil del equipo. En los ensayos, el utrerano ha apostado por una zaga inédita, con Ximo y Kevin -no juega como titular en Liga desde hace un año y ocho meses-, Nunes y Bigas en el centro. Por delante, Pina y Javi Márquez formarían la sala de máquinas, con Nsue y Gio en los carriles, Hemed y Víctor arriba.
Del Betis, un bloque que le mete una intensidad notable a los encuentros y que intentará hurgar en la herida isleña.