Jaume Cladera apura su ciclo como presidente del Real Mallorca. El mandatario rojillo recibió ayer un requerimiento notarial en el que se le reclama, a él y al secretario del consejo de administración del club, Julián Carnicero, la convocatoria inmediata de una reunión para abordar su salida de la poltrona. La petición, procedente de la facción más hostil del órgano de gobierno de la entidad (Utz Claassen, Pedro Terrasa y Pep Roig), recuerda el compromiso adquirido el pasado 3 de diciembre por el exconseller de Turisme e insiste en que la situación no puede prolongarse más allá del 3 de enero. Además, recuerda que se estudiará la posibilidad de presentar una demanda por gestión desleal en el caso de que firme algún documento, ya que no cuenta con la confianza del resto de consejeros para seguir desempeñando sus funciones.
Jaume Cladera pactó su salida del palco a principios de mes, después de que Utz Classen y Biel Cerdà solicitaran que en el orden del día de la próxima Junta General de Accionistas, prevista para el 29 de enero, se incluyera un punto para debatir su destitución. La propuesta, aprobada con 5 votos a favor y sólo 2 en contra, propició que el propio Cladera se comprometiera a convocar un consejo en un plazo de diez o quince días para resolver el asunto y precipitar su final como presidente institucional, presidente del consejo, consejero delegado y presidente de la Fundació Reial Mallorca. El dirigente, que daba por zanjada su etapa en su posterior encuentro ante los medios, se asomaba así a un final que, en cualquier caso, ha tratado de dilatar en un intento por ganar tiempo.
El requerimiento que llegó ayer a las oficinas de Son Moix y en el que también se cita a Julián Carnicero como secretario del consejo de administración, advierte de que el plazo que tiene Cladera para convocar la reunión expira a principios del nuevo año y que más allá del próximo 3 de enero podrían ser los propios consejeros opositores a la gestión de Serra Ferrer los que lo hicieran y precipitar de esta forma su marcha sin impedimentos.
Con este nuevo paso al frente de la facción crítica, Cladera apenas dispone de margen para seguir ejerciendo la presidencia. Entra otras cosas, porque su firma en cualquier documento de la entidad podría desembocar en un nuevo laberinto judicial a través de posible una demanda por gestión desleal. Eso afecta también a la hipotética presencia del club en el mercado de fichajes que está a punto de abrir sus puertas. Entienden Claassen, Terrasa y Roig que cualquier incorporación que se complete en los próximos días debe ser autorizada por el consejo de administración. Sin excepciones.
Esta situación va a generarle también un problema importante a Serra Ferrer, ya que al ejercer como consejero delegado mancomunado con Cladera requiere la firma del todavía presidente para sacar adelante cualquier decisión que tenga que ver con el club bermellón.