Rayo Vallecano 2 - 0 Mallorca
Rayo Vallecano: Cobeño; Tito, Amat, Rodri (Labaka, m.56), Nacho; Javi Fuego, Trashorras; José Carlos (Franco Vázquez, m.50), 'Chori' Domínguez (Delibasic, m.78), Piti; y Leo.
Mallorca: Aouate; Nsue, Geromel, Conceicao, Bigas; Fontás, Pina (Alfaro, m.85); Giovani Dos Santos (Arizmendi, m.65), Víctor Casadeus, Pereira (Ximo, m.75); y Hemed.
Goles: 1-0: M.87 Leo Baptistao; 2-0: M.89 Delibasic.
Árbitro: Fernando Teixeira Vitienes (comité cántabro). Amonestó a Javi Fuego y Leo, del Rayo Vallecano; y a Hemed, Pina y Ximo, del Mallorca.
El Mallorca pisó Vallecas con síntomas de recuperación y regresa oliendo a chamusquina. Cuando el final oteaba en el horizonte, después de ochenta y cinco minutos de resistencia, el bloque balear le abrió al Rayo Vallecano una puerta que no desaprovechó. Un latigazo de Leo Baptistao y un regalo del brasileño a Delibasic, tras retratar a un nefasto Anderson, reabrieron todas las heridas del grupo de Caparrós, que vuelve a la oscuridad después de divisar un halo de luz en Vigo.
Suma ocho jornadas ya sin ganar, solo ha capturado uno de los últimos 24 puntos y lo peor es que no hay indicios de encontrar la salida a este laberinto. (2-0)
La derrota fue el peaje al conformismo isleño, que podía haber facturado una victoria en el barrio madrileño si hubiera apretado algo más el acelerador. Si no hubiera dado por bueno el punto antes de tiempo. De hecho, Caparrós retiró a Tomás Pina, el mejor del equipo, para situar a Alfaro junto a Fontàs en el doble pivote. Era el minuto 85 y el Mallorca saboreaba el empate. Tres minutos después, los mallorquinistas ya perdían por dos goles...
Cambios
Arremangado y con el freno de mano puesto, el Mallorca se plantó sobre la hierba. Caparrós agitó sus piezas, Nsue ocupó el lateral y Gio pasó directamente de la enfermería a la titularidad, una variación que arrinconó a Víctor Casadesús a una banda. Pegado a la cal, el algaidí es un futbolista desaprovechado.
El grupo balear apretó los dientes, juntó las líneas y presionó la salida de su enemigo, que esta campaña ha apostado por un fútbol más elaborado. Del Mallorca apenas hubo noticias hasta la cornisa del descanso. En un minuto, la escuadra isleña creó más que en el resto del primer acto. Un lío del meta Cobeño a la hora de despejar el balón, mal resuelto por los bermellones -Pereira disparó a las nubes-, originó dos llegadas con cierto peligro. El resto de la tarde fue un bostezo permanente. Anderson temblaba en cada aproximación, Fontàs seguía perdido y Bigas tragaba saliva para frenar la movilidad de José Carlos, el jugador más activo del encuentro. Víctor no tocaba balón y Pereira los perdía casi todos.
Arriba, Hemed y Gio se convirtieron en dos islotes en medio del océano. Ni siquiera hubo posibilidad de contragolpe. Solo Pina, otra vez, aportaba algunas gotas de calidad.
En el segundo acto, el Mallorca mejoró su aspecto. El Rayo perdió peso cuando retiró, por lesión, a José Carlos y el grupo isleño llegó a creer en sus opciones. De hecho, disfrutó de la ocasión más clara, un zurdazo de Pereira que Cobeño desvió al larguero. Caparrós retiró a Gio, inédito, para situar a Arizmendi, un cambio que devolvió a Víctor a su ubicación natural. El grupo local había perdido fluidez y Aouate solo pasaba peligro con los errores individuales de Anderson, que fue una calamidad. Con Pina al mando de todas las operaciones, el conjunto isleño se acercó con cierta asiduidad al área rayista.
Víctor y Arizmendi probaron a Cobeño. Solo Tito, con un disparo que blocó Dudú, generó noticias para el bando local. Sin embargo, en los últimos cinco minutos, el Mallorca se derrumbó. Pereira, tras perder un balón que acabó en un gol anulado por fuera de juego a Leo, y Pina se retiraron y el Rayo aprovechó el desbarajuste para machacar. Baptistao sacó a paseo su diestra desde fuera del área que sorprendió a Aouate. Era el minuto 85. Y de inmediato, el brasileño retrató a su paisano Anderson, Aouate se quedó a media salida y Delibasic aprovechó el regalo para cerrar el duelo y dejar al equipo isleño más tocado que nunca y con una tarjeta sonrojante: uno de 24.