Casi quince años después de clavar su bandera en Vallecas para oficializar la vuelta a Primera, el Mallorca va a seguir presumiendo de contar con un asiento entre la nobleza al menos durante otra temporada. El equipo bermellón, perseguido todavía por el recuerdo del aterrador final de campaña de 2011, sí aprovechó esta vez la ocasión que le brindaba el calendario en su jornada intersemanal y se agarró a la categoría con una goleada que liquidaba además a un Racing desfigurado. Atendiendo precisamente a lo que ocurrió hace más o menos un año, la plantilla prefiere ahora guardar las formas y no dar nada por zanjado hasta que sea matemático, inamovible. Sin embargo, casi nadie a su alrededor duda ya de que los isleños van a continuar entre los grandes por décimo sexto ejercicio consecutivo, un dato que le instala entre un exclusivo grupo en el que sólo habitan otros cinco clubes, todos ellos de un tamaño considerable.
Casi con toda seguridad, el Mallorca deberá esperar ahora un par de jornadas para festejar que la salvación es firme y real. El objetivo más inmediato del grupo es atrapar mañana otra victoria de prestigio en La Catedral y volver a la Isla por la puerta grande y con la continuidad en la cima del fútbol español oficializada.
Nuevos retos
Una vez superado ese nuevo examen (la plantilla insiste en que hay que recopilar todavía algún punto más y hacerlo, a ser posible, cuanto antes), el Mallorca figurará por pleno derecho entre una cúpula que ahora mismo componen Real Madrid, Barcelona, Athletic (ninguno de los tres ha descendido en toda su historia), Valencia (estuvo en Segunda la temporada 1986-87) y Espanyol (lo hizo en la 1993-94). El resto de clubes del fútbol españo ha sido incapaz de seguir el ritmo de la entidad rojinegra, que parece empeñada en alargar al límite el mejor ciclo de su biografía a nivel deportivo. Todo ello en medio de un enrarecido ambiente institucional y con continuos incendios fuera del campo.
El Mallorca además, se ha propuesto hacer un último esfuerzo para maquillar los dígitos y despedir la temporada lo más arriba posible. Europa se encuentra a la mitad de distancia (6 puntos del descenso), pero nadie quiere referirse a esa posibilidad y sólo si se presenta la oportunidad de acabar peleando por ella, como sucedió en la temporada 2007-08, se intentaría hacer un esfuerzo. Eso sí, siempre sin ningún tipo de presión.