En medio de la tormenta y atravesando la franja más escarpada de la temporada, el Mallorca ha renovado la inscripción para seguir en Primera. Propulsado por sus últimas interpretaciones y sin la presión de la tabla sobre los hombros, el equipo de Caparrós extrajo un rédito extraordinario de su desplazamiento a Gijón y solventó varios asuntos en noventa minutos, de una tacada. La formación balear, sorprendentemente renqueante en defensa pero fresca y descarada en ataque, enterró a orillas del Cantábrico esa irregularidad que le caracterizaba desde hace catorce meses y redactó una victoria estratégica que le acomoda mucho más cerca del cielo europeo que de las cavernas. Lo hacía, además, abofeteando a un rival demacrado en su propia morada, dilatando un grieta que para sus perseguidores parece irrecuperable y presumiendo de artillería. La historia reciente invita a mantener la calma, pero la amenaza del descenso se observa cada vez más lejana y difusa (2-3).
Lejos de dejarse intimidar por el ambiente que desprendían las gradas de El Molinón, el Mallorca trazó la línea a seguir desde el principio. A pesar de las bajas, focalizadas esta vez sobre una serie de puntos débiles, el cuadro bermellón inclinó el campo enseguida en dirección a Juan Pablo y de no ser por la falta de confianza de Alfaro, habría acelerado la trama del partido, probablemente hasta agotarla, en menos de un cuarto de hora. El atacante onubense resolvió con sendos errores dos claras llegadas al área rojiblanca y aunque a continuación el Sporting respondió con un disparo mordido de Colunga que desvió Chico, los visitantes tenían el guión en su mano.
El Mallorca mantuyo a raya al Sporting a base de fútbol, aunque tuvo que recostarse de nuevo sobre otra jugada de pizarra para romper el hielo. Nunes, incanzable y atento a una ristra de rechaces tras un saque de esquina, acabó expresándose con un derechazo que marcó el prólogo del triunfo más pesado del curso.
Sin embargo, la escuadra isleña volvió a relajarse más de la cuenta y permitió que el Sporting regresara al encuentro. Colunga, tras divisar un boquete en el corazón de la zaga, superó la salida de Aouate y alargó el suspense hasta el segundo acto.
Afortunadamente, sólo hizo falta un minuto de la reanudación para que el Mallorca, con una obra firmada a medias entre Emilio Nsue y el sportinguista Pedro Orfila, lo pusiera todo en su sitio.
El segundo guantazo dejó muy tocado al conjunto de Javier Clemente, que solo volvió a meterse en el cuerpo a cuerpo cuando se lo permitió su invitado. Víctor perdonó el 1-3 y poco después Botía le puso pimienta a la confrontación. En cualquier caso, los tres puntos no iban a escaparse. Básicamente porque Álvaro emergió al fin para sonrojar al propio Botía y golear la portería asturiana. Pase lo que pase el sábado, el Mallorca va a descender del Tourmalet feliz y rejuvenecido. El objetivo está a la vuelta de la esquina.
El Mallorca se lleva los tres puntos y deja tocado al Sporting (2-3)
Carlos Román | Gijón |