Joaquín Caparrós se pondrá el próximo fin de semana a 400. El utrerano llegará en Mestalla a una cifra que está sólo al alcance de un selecto grupo de entrenadores. Y lo hará precisamente ante el que fue su primer rival como técnico del Mallorca.
Aunque su equipo acaba de desaprovechar una ocasión para coger altura y alejarse de las cloacas de la clasificación, Caparrós tiene motivos para sentirse satisfecho en el plano personal. El preparador andaluz, que se estrenó hace algo más de una década en el ático del fútbol español, ha redactado una hoja de servicios espectacular y lo ha hecho prácticamente de una tacada, ya que la única laguna de su expediente apunta al inicio del campeonato actual, del que él se había apartado tras su fugaz incursión por el balompié suizo.
Sin una sola destitución a sus espaldas en la máxima categoría, Caparrós ha necesitado once ejercicios para llegar a los 400 encuentros. Y aunque el regreso de Javier Clemente a los campos de la Liga para intentar sacar a flote al Sporting le impide liderar la lista de entrenadores en activo con más partidos, continúa ganando peldaños en la clasificación histórica y antes de abrochar el curso superará a colegas como Miguel Ángel Lotina o Radomir Antic, además de situarse a sólo un paso del que hoy es su jefe: Llorenç Serra Ferrer (413).
El área técnica del Ramón Sánchez Pizjuán se convirtió en 2001 en el punto de partida del técnico bermellón. Allí consumió cuatro intensas temporadas y aunque no levantó ningún título, reforzó los cimientos de un grupo que justo después, bajo el manto de Juande Ramos, explotó frente al escaparate nacional y europeo.
Mientras el Sevilla volaba, Caparrós asumía el desafío de revitalizar a un Deportivo obligado a empezar de cero. Pasó dos años en A Coruña y aunque se encontró a un conjunto demasiado joven y en formación se ganó un billete para entrenar en la Catedral y vivir una aventura que ha quedado grabada a fuego en su corazón. En cuatro temporadas en Bilbao trató de revitalizar a la cantera de Lezama y devolvió al cuadro vizcaíno a una citas en las alturas: la final de la Copa del Rey del año 2009. Sin embargo, se encontró a un Barcelona que inauguraba ese día el mayor ciclo triunfal de su historia. El verano pasado, el cambio de rumbo que tomó la entidad vizcaína y la imposibilidad de fichar por el Atlético le dejaron sin sitio en la parrilla de la Liga. Intentó levantar al Neuchatel, pero sus aspiraciones se frustraron y se enganchó luego al Mallorca como recambio de Michael Laudrup.
Ya en la Isla, Caparrós acaba de completar su primera vuelta particular. Con su empate del sábado ante Osasuna el de Utrera cerraba el círculo que empezó a dibujar a mediados de octubre. Y tras desfilar frente a todos los conjuntos del campeonato, su Mallorca ha recopilado un total de 22 puntos, basados en cinco victorias (Racing, Zaragoza, Rayo, Betis y Villarreal), siete empates (Valencia, Atlético, Sevilla, Granada, Athletic, Levante y Osasuna) y otras mismas derrotas (Sporting, Barcelona, Getafe, Real Madrid, Espanyol, Málaga y Real Sociedad).