El Malllorca encontró un regalo de Navidad en El Molinón. En una noche que olía a trámite, dos goles de verbena, fabricados por el sportinguista Alex Menéndez, desembocaron en una remontada inesperada y una clasificación para los octavos de final de la Copa del Rey que endulza el parón navideño (0-2).
Caparrós dejó el futuro de la Copa en los subalternos y estos respondieron en un partido de color bermellón. Los goles llegaron en dos golpes de fortuna, pero el único equipo que quiso, propuso y aportó en Gijón fue el Mallorca. Tipos como Martí Crespí, Bigas, Hemed y Tejera, sobre todo Tejera, le demostraron al técnico ser recambios fiables. El centrocampista catalán demostró, una vez más, ser el único futbolista del vestuario capaz de inventar. De dar un pase entre líneas. De fabricar en su cerebro algo diferente.
La noche ya arrancó con una dirección única. El Sporting jugó con el marcador de la ida, se pertrechó junto a Cuellar, y lo rifó todo a la culminación de alguna contra. El Mallorca, todo lo contrario. Se comportó con una sorprendente soltura con el balón en los pies y supo administrar con criterio su elevada posesión. Cada vez que acariciaba el esférico, era una bendición para el compañero y un castigo para el rival. Desde su posición como falso interior diestro, el timón del partido era del catalán.
Al cuarto de hora, el primer aviso. Envio de Bigas a Hemed, que se la deja de cabeza a Martí, que remata con la testa desde el punto de penalti por encima del larguero. A la segunda, el grupo isleño no perdonó. Tejera picó al espacio, a la carrera de Bigas, éste centró de primera y en carrera desde la izquierda y Alex Menéndez, en su intento de despeje, introdujo el balón en su portería. 18 minutos y eliminatoria igualada.
Al Sporting, que había salido para proteger el resultado, se le desmontaba el chiringito ante un Mallorca que ofreció su mejor aspecto. A la media hora, rozó el segundo, con una falta directa provocada por Hemed y lanzada por Iván Ramis al larguero. En la antesala del descanso, Martí Crespí, que firmó una actuación impecable, apagó un amago de incendio tras un balón colgado al área.
El segundo acto arrancó con el mismo aspecto, con un Mallorca dominador y un Sporting encogido. La sentencia pudo llegar al inicio, pero Alfaro arrojó a la basura un córner telegrafiado por Tejera.
Preciado removió el equipo (Barral, Cases...) y el Sporting dio un paso hacia adelante, aunque sus tímidos ataques se estrellaron en Calatayud, muy seguro, y en la firmeza del dúo Ramis-Crespí. Sin embargo, el Mallorca golpeó cuando peor estaba. Fue en otro gol de chiste. En otro regalo. Cabalgada de Hemed por la izquierda, pase de la muerte y un despeje de Alex Menéndez que le pega a la pierna de Nsue y entra. Cuando nadie daba un duro, cuando parecía que no quería ganar, el Mallorca encontró un regalo en Gijón para agarrarse en la Copa. Ahora, a pensar en octavos.