«Cerdà dimissió», «Biel Cerdà vesten per dignitat», «Cerdà arruix», «Cerdà cambia el escudo de tu Barça». Estos fueron los lemas que pudieron leerse en las pancartas que parte de la afición situó estratégicamente en las diferentes tribunas de Son Moix, para que Serra Ferrer captara el mensaje y entendiera que su hinchada no quiere al consejero de patrimonio en el club ni en el consejo. De Cerdà no hubo noticias, al menos en el palco presidencial, que es donde habitualmente el consejero de patrimonio veía los partidos del Real Mallorca. Ayer no ocurrió y ante la «recomendación» de que se alejara del campo, el consejero tomó la decisión de no estar presente en el debut de Joaquín Caparrós y evitar ser centro de atención. Durante el partido pudieron escucharse cánticos desde uno de los fondos y también se lanzaron al campo fotocopias de billete de cien dólares con el rostro del consejero en una de las caras y en la otra un lema en el que se le pedía su dimisión «por malo».
Al margen de Cerdà, que debía estar buscando inversores para el Sitjar, en primera línea de palco se encontraba Serra Ferrer junto a Miquel Coca y también se pudo ver a Jaume Cladera, Pedro Terrasa y Utz Claassen. En un lugar más discreto, unas veces con el teléfono y otras sin él, se hallaba el conocido representante de jugadores, Jaume Serra, -en la imagen central- al que de un tiempo a esta parte se le ve mucho por Son Moix, entre otras cosas, porque varios jugadores de la primera plantilla han firmado con la empresa de representación en la que él trabaja. Su padre es el vicepresidente del Mallorca, Llorenç Serra. Pero al marge de negocios, lo importante es que algo más de 14.000 aficiondos se dieron cita en las gradas de Son Moix. Fue una entrada respetable, pero tal vez baja al tratarse de un rival como el Valencia.