Michael Laudrup está tocado. Muy, muy tocado. Los últimos acontecimientos han vaciado el depósito anímico del entrenador del Real Mallorca, que incluso ha meditado la posibilidad de entregar las armas, cerrar la puerta e irse a casa, según se respira en el entorno del técnico. Laudrup se siente ninguneado, está disconforme con prácticamente todos los movimientos realizados por los gestores de la entidad en el mercado veraniego, que echó el cierre anteayer, y su estado de ánimo apunta al pesimismo absoluto.
Al técnico danés le han arrebatado su pieza más codiciada el último día -cuando el Villarreal acosaba a De Guzmán desde hacía más de un mes-, el recambio no se ajusta en absoluto a las características del holandés -Tissone es más parecido a Pina que a Jonathan- y para rematar la faena y rizar el rizo, después de ¡nueve meses! esperando un delantero, le fichan a uno totalmente desconocido para él, sin pedirle ni siquiera consejo, que además su contratación está pendiente de la FIFA por realizar los trámites fuera de plazo...
Otro motivo que ha encendido las calderas del técnico es la identidad del '9'. El ariete belga Marvin Ogunjimi no aparecía en ninguna lista, ni como primera ni como última opción, y el entorno de Laudrup tuvo que solicitar informes ayer para conocer más detalles del futbolista. De hecho, el técnico se enteró que el club quería contratar al delantero belga a falta de diez minutos para que se cerrara el mercado...
Los sucesos de las últimas horas, con el fichaje a contrarreloj del italoargentino Fernando Tissone y la probable repetición del caso Ujah -aquel delantero que salió corriendo del párking de Son Moix el día que se cerraba el mercado invernal del curso pasado- han agrietado las relaciones entre el entrenador y el máximo accionista.
Las discrepancias, evidentes durante todo el verano porque Laudrup consideraba prioritario reforzar la delantera -tras la marcha de Pierre Webó- mientras Serra Ferrer creía suficientemente cubierta esta posición, se han multiplicado por los hecho acaecidos en las últimas horas.
De hecho, en la mañana de ayer, el distanciamiento resultó evidente. La reunión entre Serra y Laudrup duró apenas ¡3 minutos!, una muestra más que notoria. También le sentó como una bomba al preparador danés que el máximo accionista declarara, en la madrugada de ayer, que si finalmente no venía Ugunjimi «no pasaría nada» puesto que «tenemos siete delanteros» con Nsue, Pereira, Castro, Aki, Alfaro, Hemed y Víctor.
Laudrup, que hoy ofrecerá su versión de los hechos en una de las ruedas de prensa más esperadas de los últimos tiempos -retrasó un día su comparecencia prevista para el día de ayer- está tocado porque considera que el club ha actuado con cierta improvisación para cubrir las necesidades del equipo. Aún tiene esperanzas de contar con Ogunjimi, que aunque no sea una petición suya, es un '9'. Ahora bien, si finalmente el belga no recala en el vestuario, Michael Laudrup puede estallar. Al tiempo.