En plena Semana Santa, se enfrenta el Mallorca a su particular domingo de salvación, a uno de los partidos que podrían marcar su futuro entre los grandes. Alejado del fuego durante toda la temporada, corre todavía el riesgo de adentrarse en las arenas movedizas del campeonato, aunque una simple victoria, por ajustada que fuera, acabaría de una vez con cualquier señal de amenaza. Con ese planteamiento sobre la mesa, recibe el equipo balear a un Getafe en apuros y muchas más cargas sobre los hombros. Y aunque ninguno de los dos ha querido concederle al encuentro la categoría de final, el premio de la permanencia resulta suficientemente jugoso como para volcarlo todo sobre el tapete (Iberostar Estadi, PPV, 17.00 horas).
En el caso del Mallorca, se trata de una función imprescindible. Atendiendo a la clasificación, no existen demasiadas razones para inquietarse. La escuadra isleña continúa aposentada en el ecuador de la tabla y aunque la distancia con el barranco ha menguado (6 puntos), el pelotón de equipos que le separa del mismo le permite respirar con normalidad y seguir siendo optimista. Sin embargo, su tendencia indica lo contrario. De los últimos dieciocho puntos en juego sólo ha recogido cinco y únicamente ha despedido entre sonrisas una de sus seis actuaciones más recientes. Una serie de datos que han transformado al grupo rojillo en uno de los más endebles de la segunda vuelta y que ha evaporado, de manera prácticamente definitiva, las aspiraciones de volver a pisar el suelo europeo.
No obstante, Laudrup lleva toda la semana arremangado para cambiar la trayectoria del Mallorca. Varias semanas después, el entrenador danés tiene a todo su ejército a punto para situarse tras la trinchera y el abanico de posibilidades ha vuelto a dispararse. La mejor noticia en esa dirección es el acceso a la convocatoria de Jonathan de Guzman y Michael Pereira, entre algodones durante los últimos días. En cualquier caso, el holandés de origen canadiense se resintió ayer de sus molestias y deberá superar una última prueba antes del partido para ser alineado. El francés, por su parte, también podría quedarse al margen del once. La reforma del técnico en la zona ancha le salpicaría de lleno y tendría que aguardar su oportunidad en el banco. Si esas previsiones se confirman, Castro sería el inquilino del flanco izquierdo del centro del campo, Sergio Tejera actuaría en la banda derecha y Nsue como enganche. Por el contrario, si De Guzman no llega a tiempo se abrirían otras vías igual de válidas, pero la primera de todas sería recurrir de nuevo a Aki. Aun así, la principal sorpresa podría afectar a la defensa, ya que el preparador medita apostar de inicio por Joao Victor como lateral derecho en detrimento de Cendrós.
El Getafe tratará de asaltar el Iberostar para rebajar un par de grados la temperatura de su entorno. La semana pasada un tanto de Miku le ayudó a frenar una sangría que le había abandonado a las puertas del infierno, pero el fantasma de un posible descenso sigue planeando sobre el Coliseum (cuatro puntos le separan de la zona roja) y la supuesta venta del club a un consorcio árabe, unida a la controvertida postura de su presidente, Àngel Torres, han enrarecido el ambiente del vestuario azulón.
Los madrileños, que apenas pueden permitirse errores de aquí al cierre de temporada, transportarán esta tarde casi toda la presión y el Mallorca debería sacarle el jugo a su ansiedad.