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La clase política bendice el proyecto

Los representantes de PSIB-PSOE, Partido Popular y Convergència per les Illes valoran que la construcción se financie con capital privado

| Palma |

Los portavoces de las distintas fuerzas políticas fueron desfilando ayer por el estadio de Son Moix para conocer de primera mano el estudio del nuevo Lluís Sitjar y ofrecer un primer análisis. La mayoría coincidían al señalar que el proyecto podría suponer una buena salida para los terrenos ubicados en Es Fortí y celebraban que no precise financiación pública, aunque ninguno de ellos se pronunciará oficialmente hasta después de las elecciones.

Los primeros en acudir a las oficinas del Iberostar Estadi para reunirse con Serra Ferrer y su equipo fueron los representantes de Convergència per les Illes, cuyo portavoz, Miquel Munar, recalcaba el «apoyo incondicional» de la formación al proyecto.

Ya por la tarde, le tocaba el turno al PSIB-PSOE. Después de reunirse con el consejo de administración del club balear, Antoni Diéguez recalcaba que «la idea es buena» y que futbolísticamente le parecía «deseable tener un estadio en el centro de la ciudad». Al mismo tiempo, recordaba que «nuestro partido siempre apostó por quedarse en el Lluís Sitjar».

Minutos antes de que el estudio de la construcción del nuevo estadio viera la luz acudían al Camí dels Reis los representantes del Partido Popular encabezados por su presidente, José Ramón Bauzá. El líder de los populares también se mostraba inicialmente favorable al proyecto e incidía que podría reportarle notables beneficios a la ciudad de Palma. «Es interesante, sirve para mejorar una zona de Ciutat importante y no le costaría un euro para las arcas públicas», apuntaba. «Pensamos que es básico el consenso entre copropietarios y vecinos y que en el caso de llevarse a cabo dinamizaría una parte de nuestra ciudad».

Por su parte, tanto Llorenç Serra Ferrer, como Jaume o Cladera o Biel Cerdà recordarían después que el Mallorca sólo precisará ayuda institucional en lo que se refiere a la cesión de unos 32.000 metros cuadrados, que deberían ser recalificados y que resultan imprescindibles para que el proyecto acabe siendo una realidad. «Somos conscientes de que vamos a tener que lucharlo y vamos a discutirlo con quien discrepe, pero nunca a imponerlo», advertía Cladera. Serra Ferrer, en cambio, insistía en que el nuevo Sitjar «es una buena opción para la ciudad, no sólo para el mallorquinismo».

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