El fútbol tiene ese momento álgido en una temporada donde es capaz de reunir toda la atención mediática, social y deportiva. Hoy es uno de esos días, es el no va más. Son Moix recibe al Barcelona, el equipo más laureado en estos últimos años y que viene a Palma para seguir sintiéndose más candidato al título de Liga.
Siempre que el equipo azulgrana visita Ciutat, la Isla se impregna de un aroma especial, ese mismo aroma que va aumentando de intensidad a media que llega la hora del partido y que hoy tendrá su momento álgido a las ocho de la tarde cuando Velasco Carballo dé el pitido inicial al denominado partido del año.
Esta noche es especial porque un Mallorca-Barça no es algo que ocurra todos los días. El estadio rozará el lleno, ambiente especial...y el balón de oro a ojos vista de una hinchada que gusta de sentir y vivir choques como el de hoy. El Madrid llegó muy pronto en la Liga, cuando todavía el engranaje no estaba bien engrasado. Ahora no ocurre lo mismo. Ahora la lucha por el título es encarnizada y ni el once de Guardila ni el de Capello pueden permitirse patinazos excesivos. Tampoco el Mallorca, que hoy busca ampliar la cifra de 31 puntos y acercarse más al objetivo de la permanencia.
En condiciones normales hoy el Mallorca no es el favorito, pero nadie anda sobrado en esta Liga, ni tan siquiera el Barça. Afectado por las bajas de Víctor Valdés, Xavi, Puyol y Dani Alves, el grupo azulgrana tuvo un momento de duda en Gijón hace dos semanas y sólo pudo empatar ante los de Manolo Preciado. Messi y compañía son muy buenos, pero también son humanos. Lo demostraron en El Molinón y hoy el Mallorca quiere profundizar más en al herida y demostrar que tiene mimbres suficientes para plantarle cara a los azulgrana. Los baleares dan la cara ante los grandes. Lo hicieron en el Camp Nou donde empataron a uno y también frenaron al Madrid en Palma en el debut liguero. Dos datos más, los rojillos sustrajeron los tres puntos de Mestalla y del Pizjuán cuando apenas se daba una sola opción a los baleares.
Es cierto que futbolísticamente los de Laudrup exhiben en esta fase de la Liga casi más dudas que solvencia sobre el campo, aunque hoy el guión está por escribir, por determinar. Puede salir todo muy bien o todo muy mal, pero siempre queda el agarrarse al tópico de que hay mucho que ganar y poco que perder. Si Guardiola tiene problemas (¿?) para confeccionar su once, Laudrup no puede contar finalmente con Iván Ramis y decidirá en las próximas horas qué hacer con el centro del campo, que es donde más incógnitas se están acumulando. Pero más que asunto de nombres, el de esta noche es un partido de actitud, de saber afrontar los problemas a media que vayan surgiendo y de ser más o menos capaces de solucionarlos. Está el factor emocional, pero este se supone que jugadores de Primera no tendrán excesivos problemas para manejarlo, otra cosa son los problemas que creará Iniesta y como los que crearan Pedro, Messi, Villa delante. El trabajo de la zaga debe ser colectivo y sobre todo, coordinado. Si Keita, Busquets e Iniesta se mueven con soltura, eso repercutirá delante y eso no serán buenas noticias para el cuadro balear.