Los jugadores del Real Mallorca asistieron ayer a la versión más dura de Michael Laudrup. Habitualmente flemático, parsimonioso en sus charlas, el entrenador danés descubrió su lado oscuro. Sin pelos en la lengua, el preparador rojillo expuso ante sus futbolistas la misma irritación que en la sala de prensa, tras la debacle copera sufrida el pasado jueves ante el Almería, y protagonizó la bronca más dura desde que lleva las riendas del conjunto mallorquinista.
El plantel atendía cabizbajo a las reprimendas de Laudrup, indignado por la falta de actitud, caracter y ganas que sus jugadores pasearon frente al conjunto andaluz, sobre todo en un primer tiempo sonrojante -el equipo perdía 0-2 en el minuto tres y 0-4 al descanso- que ya forma parte de la historia negra de la entidad balear.
El día después de la peor función que se recuerda en Son Moix -ni siquiera el maquillaje del 3-4 final le sirvió al técnico- estuvo marcado por las caras largas. Ni una broma. Ni un gesto que invitara a la sonrisa. El silencio se apoderó de Son Bibiloni. Después, ya sobre el césped, Laudrup asumió todo el protagonismo. El técnico les leyó la cartilla y se mostró especialmente duro por la actitud. «Así no vamos a ninguna parte. No podemos plantear el partido de esta forma. Que te marquen a los treinta segundos puede pasar, un accidente; pero que encajes el segundo a los tres minutos en un contraataque, es inadmisible», espetó el preparador danés. Los futbolistas, conscientes de su pésima actuación en el primer tiempo, asentían al tiempo que agachaban la cabeza.
Errores
Aunque no quiso puntualizar en errores individuales, las imágenes de televisión delatan fundamentalmente a varios de los integrantes de la zaga. En especial, a Ratinho, culpable directo de los dos primeros tantos. En el 0-1, es incapaz de evitar el cabezazo de Piatti -uno de los jugadores más bajos de toda la Primera División- y en el segundo no cubre su carril diestro y llega a su posición una vez que Juanma Ortiz, que se escapa por velocidad de Ayoze, ya ha marcado el gol.
Michael Laudrup insistió en la teoría que expuso en la sala de prensa: «Un rival como el Almería no nos puede meter 8 goles. No puede», repitió el preparador mallorquinista al tiempo que lamentaba uno de los daños colaterales más importantes que tendrá el K.O. copero, el más tempranero sufrido por el Mallorca en las tres últimas temporadas, después de haber alcanzado cuartos de final, semifinales y de nuevo cuartos de final.
Y es que ahora, con solo una competición en el horizonte, casi una docena de jugadores (la plantilla es de 25 más el japonés Akihiro Ienaga) se verán privados de minutos semana tras semana, con los problemas de convivencia que ello suele arrastras. Es por ello que el club balear intensificará durante este mercado de invierno las gestiones para encontrar una salida a esos futbolistas que apenas dispondrán de oportunidad en lo que resta de temporada.
Los jugadores reconocieron su desastrosa primera parte y algunos reconocieron no haber visto «nunca» al míster tan enfadado como en la jornada de ayer.
Revancha
Afortunadamente, el fútbol le brinda al Mallorca la posibilidad inmediata de tomarse la revancha. Y es que precisamente el Almería, el equipo que destapó todas las carencias, llega hoy a la Isla para medirse mañana en el mismo escenario a un equipo diferente -se supone que el técnico danés recurrirá a los habituales de la Liga- pero herido en su orgullo tras la debacle del pasado jueves.
El propio Laudrup fue muy explícito nada más finalizar el encuentro: «El domingo daré una de las charlas más cortas de mi carrera deportiva». Obviamente, poco se puede añadir. Los jugadores ya probaron ayer en sus carnes al otro Laudrup.