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El laberinto de Lotina desquicia al Mallorca

El defensa brasileño del Mallorca Ratinho (i) con el balón defendido por el defensa del Deportivo de La Coruña Seoane (d). | Montserrat T. Diez

| Palma de Mallorca |

Mallorca 0 - 0 Deportivo


Mallorca: Aouate; Ratinho, Ramis, Nunes, Ayozé; Nsue (Castro, min. 60), Martí (Cavenaghi, 74), Joao Víctor, Pereira; De Guzmán; Webó.

Deportivo de la Coruña: Aranzubía; Manuel Pablo, Colotto, Aythami, Lopo, Seoane; Saúl (Desmarets, min.62) ,Rubén Pérez, Juan Rodríguez, Adrián (Valerón. min. 91); y Riki (Lassad, min. 70).

Àrbitro: Teixeira Vitienes (Comité Cántabro). Amonestó a Martí y Seoane.


Pese a los avances del proyecto o la evolución que arrojan sus argumentos de futuro, parece que el Mallorca ha echado el freno de mano. Al menos en el campeonato regular, donde se le han escapado dos de los encuentros que estaban subrayados en el cuaderno de Michael Laudrup. El equipo balear, que en Zaragoza desperdició la primera gran ocasión para levantar el vuelo, conectó ayer un nuevo gazapo en su trayecto después de caer en la trampa del Deportivo. Los gallegos llegaron a la Isla con la consigna de facturar un punto en el equipaje de vuelta y lo consiguieron después de parapetarse tras un complejo y arcaico sistema de seguridad que sacó de quicio al conjunto bermellón, mucho más limitado que de costumbre a la hora de optimizar sus recursos y buscar soluciones (0-0).

De entrada, el Mallorca ya se vio atrapado en medio del laberinto diseñado por Lotina, aunque esa fase todavía no era consciente de dónde se encontraba. Entre otras cosas, porque durante el prólogo la función proyectaba algunos rayos de luz. De Guzman trató de abrir el paso con un lanzamiento teledirigido que despertó súbitamente a Aranzubía y aunque el equipo no gobernaba de inicio como en otros encuentros, se le intuían buenas intenciones. En cualquier caso, el Deportivo tampoco había renunciado en ese momento a visitar la parcela local y se animaba a esbozar una ocasión de vez en cuando. De hecho, dos de las tres que completó en el primer acto las expuso en esa fase. La primera, resumida en un doble remate de Riki y Saúl, se resolvió con dos grandes intervenciones de Aouate. Y la segunda, casi a continuación, con un cabezazo de Riki a centro de Manuel Pablo que se marchó a la pista de atletismo después de acariciar la escuadra. El partido se encontraba en plena ebullición y el Mallorca, lejos de resignarse, también fue un poco más allá. Nsue, tras apoyarse en Ramis, impactó la bola contra la parte externa del palo, aunque lo mejor estaba por llegar. Una combinación entre De Guzman y Webó acabó en los pies de Pereira, el futbolista más activo de cintura para arriba en el equipo balear. El francés golpeó el cuero con el alma, pero el larguero volvió a repelerlo. El gol se estaba fabricando y para abortar esa producción el Deportivo decidió cerrar filas en torno a su portal. De allí sólo salió para lanzar un nuevo contragolpe que acabó convertido en la mejor oportunidad del cuadro blanquiazul. Afortunadamente, Riki y Lopo se estorbaron cuando sólo tenían que empujar el balón y la ocasión quedó en nada.

Tras el descanso, el Deportivo se puso cómodo y selló todas las vías de entrada acumulando a casi todos sus hombres detrás de la pelota. Avisó de forma tímida para marcar ligeramente el terreno y anestesió definitivamente el encuentro. Laudrup, que de inicio había apostado por el modelo que exhibe siempre como visitante, empezó a agitar el banquillo en busca de sorpresas, pero ninguna de sus rotaciones ofreció resultados. Primero lo probó con Gonzalo Castro y después con Fernando Cavenaghi, pero siempre con el mismo balance: nulo. Los cimientos de la muralla deportivista estaban perfectamente asentados y salvo accidente ya no había nada que rascar. Lotina había cumplió su objetivo y dejaba clavado al Mallorca frente a una de las cuestas del calendario.

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