Primero fue Nando Pons, luego Maties Rebassa y ahora, Gregorio Manzano. Los administradores concursales del Real Mallorca continúan estrechando el cerco sobre los hombres de Grande y en su intento por descifrar cada uno de los moviemientos que se llevaron a cabo durante la estancia del empresario en Son Moix también han subrayado el nombre del entrenador jienense. El de Bailén, sentado actualmente en el banquillo del Sánchez Pizjuán, deberá hacer frente a una doble demanda. La primera, de reintegración, es calcada a la recibida por el todavía director deportivo y el ex director de relaciones externas y será interpuesta por los profesionales que tutelan el concurso de la entidad, que le reclaman, en base a la documentación que obra en su poder, el retorno de 250.000 euros que supuestamente habría cobrado dos veces por un mismo concepto (primas por objetivos). La segunda, de impugnación de su crédito, procede de la misma SAD balear y su abogado, Miquel Coca, ya informó de la misma durante el consejo de administración celebrado ayer en las oficinas del Iberostar Estadio. Solo unos meses después de abandonar la entidad por la puerta de emergencia, la credibilidad del anterior técnico bermellón sigue menguando.
El último episodio de esa tortuosa relación que de un tiempo a esta parte mantienen Manzano y el Mallorca ha dejado al descubierto otra de las maniobras del preparador andaluz. Al parecer, al final de la temporada 2008-09 el jienense se aseguró el cobro de una prima de 300.000 euros por clasificar al equipo rojillo en la novena posición del torneo, una cantidad a la que añadió después otra similar, también en concepto de primas, por alcanzar la permanencia. Todo ello, cuando en su contrato se especificaba claramente que únicamente podía percibir una de esas gratificaciones, lo que ha propiciado la entrada en escena de los administradores del Mallorca para exigirle que devuelva 250.000 euros a través de una demanda remitida a la jueza María Encarnación González. Por su parte, el club bermellón tampoco está dispuesto a quedarse de brazos cruzados y también intervendrá en el asunto mediante un nuevo requerimiento.
La medida adoptada por la administración concursal golpea de lleno a la línea de flotación del grandismo y vuelve a dejar en evidencia la gestión del presidente del Grup Drac durante su etapa al frente del Mallorca. Y es que, con la irrupción de Manzano en todo este proceso, ya son tres los hombres de confianza del empresario que han sido señalados.
A principios del mes de agosto, uno de los primeros pasos en esa dirección de los responsables de tutelar el concurso fue interponer una demanda de reembolso contra el todavía director deportivo del club, Nando Pons en la que se desvelaban además algunos de sus embrollos. El fin de la misma no era otro que el retorno 1.052.631,59 euros, aunque también se calificaba la cantidad que recibió de manos de Grande después de cerrar el traspaso de Dani Güiza al Fenerbahce turco como «un acto gratuito» y se destacaba que el premio no figura en ninguna de las actas de las nueve reuniones del consejo de administración celebradas durante el año 2008. Según los administradores, ese pago reúne todos los requisitos para que sea rescindible. «Es un acto perjudicial para la masa de acreedores; está realizada dentro de los dos años anteriores a la fecha de la declaración del concurso» y, entre otros motivos, «no es propio de una sociedad mercantil donar dinero» ni haber «gratificado nunca antes a un director deportivo por participar en las negociaciones para la venta de los derechos federativos de un jugador», apuntaban en la demanda antes de recordar, entre otras muchas cosas, que la no reintegración de ese incentivo supondría un «perjuicio para la masa activa, intolerable bajo cualquier prisma».
Hace unas semanas la situación volvía a repetirse, esta vez con Matías Rebassa como protagonista. El que fuera responsable de comunicación del Mallorca durante el gobierno de Grande tampoco se ha librado de la lupa de los administradores, que le instan a que devuelva el finiquito que recibió, así como una cantidad resultante de la diferencia del nuevo contrato que firmó en relación al que tenía con anterioridad. En total, unos 125.000 euros.
Primero Pons, después Rebassa y ahora, Manzano. Malos tiempos para el grandismo. Malos tiempos para los hombres G .