Martí Crespí Pasqual (Sa Pobla, 1987) cree que ha llegado su momento. Está convencido el central de que tiene asiento en el vestuario que ahora gestiona Laudrup y está dispuesto a acreditárselo en el único sitio en el que puede hacerlo: sobre el césped. Después de rematar tres cesiones consecutivas en clubes de la segunda planta del fútbol español (Granada 74, Xerez y Elche), el defensa regresa de nuevo al cuartel de Son Bibiloni, aunque esta vez lo hace ya con la idea de echar raíces.
«Es un año ilusionante y estoy muy contento de estar aquí otra vez», recordaba ayer después de cerrar su tercera jornada de trabajo estival. «A ver si después de tres años puede ser la temporada de mi consolidación en una categoría muy importante y especial», insistía esperanzado.
El pobler tampoco esconde que el relevo en el banquillo le ha generado una ilusión especial. Con Gregorio Manzano ocupando la dirección técnica, Crespí se vio siempre obligado a hacer las maletas y ahora, con Laudrup al mando de las operaciones, espera que el escenario sea muy distinto. «Estoy muy ilusionado por el cuerpo técnico que tenemos y por la apuesta que ha iniciado este año el Mallorca por la cantera. A día de hoy, la única opción que contemplo es quedarme aquí y jugar en Primera División», subrayaba con contundencia.
La madurez de Crespí es un hecho. El año pasado, entre las montañas de Kössen, reclamaba en voz alta un espacio en la primera plantilla y reivindicaba su historia, su momento. Sin embargo, la posterior aparición de Rubén González le relegó a ser el cuarto central del grupo, una condición a la que le acompañó más tarde una nueva salida, que en un principio tampoco era partidario de asumir. Pero el Mallorca le hizo saber que contaría con él en el futuro y dio un paso adelante. Hizo el petate y se largó, de la mano de Óscar Trejo, a probar fortuna en el Martínez Valero. No sólo superó la prueba, sino que se puso al frente del pelotón de los cedidos que regresaron a mediados de esta semana a la disciplina rojinegra a la caza de una oportunidad. El miércoles se embarcará en otro stage y espera volver de Ermelo con un nuevo rango marcado en la frente. Esta vez, sí.